Muere el cardenal Lorscheider.

Nombrado obispo de Santo Ângelo por Juan XXIII el 3 de febrero de 1962, Pablo VI le hizo arzobispo de Fortaleza en 1973 y le creó cardenal en 1976. Participó en los dos Cónclaves celebrados en 1978 que nombraron Papa a Juan Pablo I y a Juan Pablo II. Y dicen que tuvo algún voto. Por supuesto que del sector progresista en el caso de que eso fuera verdad. O tal vez del Pontífice elegido por eso de no votarse a él mismo. Y depositando su voto en una nadedad.
Fue, en mi opinión, un arzobispo y cardenal mediocre. Y la Iglesia avanzada brasileña siempre tuvo como cabeza al también franciscano y más progresista cardenal Paulo Evaristo Arns, tres años mayor que él. Ideológicamente mucho peor pero también con mucha más personalidad y mucho más inteligente.
Juan Pablo II efectuó en su persona un extraño y revelador traslado. En 1995 le mandó a Aparecida. De muchísima devoción pero apenas sin fieles. Estamos hablando de unos doscientos mil en su nueva sede frente a los tres millones y medio de Fortaleza. Algo así como si mañana trasladaran a Coria al cardenal Rouco.
Bien sé que los de siempre me van a poner a parir por mis "desconsideraciones" a este egregio cardenal de la Santa Romana Iglesia. Me es igual. Era un pobre hombre.
Juan Pablo II, después de tan estruendosa defenestración, fue piadoso con él. Y donde ya no podía hacer daño, teniendo en cuenta que además era rezador y buena gente, le mantuvo al frente de aquella diócesis que apenas es más que el santuario de la Aparecida hasta los 79 años cumplidos. Y en el 2004 le aceptó la renuncia.
La Iglesia no pierde nada con su muerte. Yo pienso que nunca debió llegar a cardenal. Pero no los nombro yo. Tampoco el Espíritu Santo. Que hay imbéciles que me reprochan mis opiniones como si con ellas hiciera de menos a la Tercera Persona de la Santísima Trinidad. En la que yo creo con fe católica y ellos seguramente no.
Pues, dejar constancia del fallecimiento del cardenal Lorscheider. Pidiendo a todos oraciones por el eterno descanso de su alma.