Se ha producido un importante cambio en el nombramiento de obispos con los dos últimos Papas. Pablo VI los nombraba muy jóvenes. Juan Pablo II y Benedicto XVI prefieren a personas ya maduras. Creo que con gran acierto.
En el día de hoy, y escribo antes de que la Santa Sede pueda anunciar a las 12 algún nombramiento, hay sólo dos obispos de 39 años, el auxiliar de Guayaquil y un auxiliar en Ucrania. Ninguno de 40 años. Cuatro de 41. Cinco de 42 y ocho de 43. El obispo más joven de entre los españoles es el de Palencia, Munilla, que el 13 de noviembre cumplirá 45 años.
Compárense estas edades con las de los obispos que nombraba Pablo VI. Sólo citaré algunos nombres españoles pero se podrían aportar muchísimos más. Díaz Merchán fue nombrado obispo a los 36 años. Úbeda a los 38. Dorado a los 39. Echarren a los 40. Yanes, Delicado y Torija a los 42.
Me parece mucho más acertado dejarles madurar algo más como sacerdotes. Los jovenzuelos, y basta para juzgar los nombrados, no han dado ningún buen resultado.