Señor cardenal: esto cada vez está peor.

Nada digo de un protestante que estuviera convencido de la presencia real. Y, por supuesto, de los ortodoxos que sin la menor duda consagran válidamente.
Tampoco voy a hacer casus belli de la comunión de Bono. Que tal vez crea en esa presencia. No lo sé. E, in dubio pro reo. ¿Reúne las condiciones necesarias para comulgar? Yo pienso que no pero no puedo asegurarlo de modo absoluto. Y el sacerdote en la duda no debe negar la comunión.
Pero hay casos en los que esa duda no cabe. Pienso que es el caso de Zerolo. Su comunión, que creo se ha producido por lo que hoy leo, me parece un sacrilegio evidente.
Yo de esos tres curas de Entrevías me puedo creer todo. Y no me extraña nada. De mi cardenal ya me sorprende más. Tal vez mi ignorancia sea la causa de ello. Pero me gustaría que me lo explicaran.
No termino de entender que un sacerdote le niegue la comunión a dos personas con absoluta fe católica pero que una de ellas, divorciada, se casó con la otra y se la administre a Zerolo. Digo que no lo entiendo ante las dos medidas. No tengo el menor problema si se les niega a unos y al otro. Aunque sea por distintas causas.
Entiendo, señor cardenal, que el asunto Entrevías le ha estallado en las manos. Pero tendrá que resolverlo. Para dejar todo al calendas graecas ya nos llega con el nuncio. Y a mí el nuncio me trae sin cuidado. No tiene la menor jurisdicción sobre mi persona. Usted sí la tiene. Es mi obispo.
Cierre de una vez el escándalo de Entrevías. Y verá que no va a ocurrir nada. Los católicos de Madrid vamos a estar con nuestro obispo. Como lo hemos estado siempre. Pero creo que no nos merecemos que se prolongue esta situación. En la que la Iglesia no gana nada y en la que se profana el Cuerpo y la Sangre de Cristo.