Tontines y tontinas

Yo no contesto a los insultos. Si son absolutamente impresentables los borro y si no llegan a ese extremo, ahí quedan como retrato del insultador. Creo que en las páginas de este Blog hay sobradas muestras de mi condescendencia. Ahí está la obra "poética" completa de esa señora, las recetas culinarias de su amiga, y algunos ejemplos más que cada vez son menos. Seguramente porque hasta son capaces de darse cuenta de que quienes quedan mal son ellos y que a mí me trae sin cuidado lo que digan. La prueba de ello es manifiesta. Ni les borro ni les contesto.

Hay otro grupo, también muy reducido, que responde a otras características. No entienden nada y responden sin sentido. Esos no quieren insultar, aunque a veces lo hagan. El problema es que tienen una sola neurona y deteriorada.

Tampoco les contesto nunca. Me falta tiempo para hacerlo con tanto comentarista, favorable o crítico pero inteligente, y no voy a perderlo con bobos de solemnidad. No es que me niegue a practicar la obra de misericordia de enseñar al que no sabe. Es que es estúpido intentar enseñar algo a quien tiene una absoluta incapacidad de entender.

Esto,pues, no va por ellos, a quienes dejo encantado en el morfandolio de su incelutria, aunque me den pie para decir algo. Como no saben nada, no comprenden nada y su neurona averiada tergiversa todo, hacen manifestaciones tan retras que merecerían figurar en ese escolio de las mayores de las estupideces en el que figura quien ha sido capaz de comerse más hormigas o de recorrer más kilómetros a la pata coja.

Seguramente el más divertido de todos, o al menos eso me lo pareció a mí, fue el de aquel que aseguraba que me habían expulsado de un noviciado jesuítico porque me habían encontrado en un burdel de Alcalá de Henares. Yo jamás estuve en un burdel de esa población, cosa que se podrá creer o no, pero lo que es absolutamente cierto y comprobable es que jamás fui novicio jesuita. Y lo que ya es de aurora boreal es el pensar que los novicios jesuitas de mis tiempos pudieran ir a un burdel. Los de ahora quiero suponer que tampoco pero los de mis supuestos años de noviciado, que habrían sido los finales de la década de los cincuenta del siglo pasado, no se le ocurre ni al que asó la manteca.

Pues a lo que iba. Hay uno, tal vez una, que comparece de vez en cuando por mi Blog con comentarios absolutamente prescindibles, por lo necio, que también es asiduo, o asidua, de otras páginas. Y en una que visito muchísimo por considerarla del mayor interés, aunque muchas de sus cosas no las comparta, me la encuentro. Y citándome nominatim. Y vaya mi agradecimiento al comentarista anterior. Que se pasa en la comparación pero que me honra muchísimo.

El tontín, o la tontina, dice que yo llamo masón a Juan XXIII. Nunca lo hice y jamás lo he pensado. Y que tengo al Vaticano II por un Concilio protestante. Siempre lo he considerado el último Concilio ecuménico de mi Santa Madre Iglesia. No se encontrará en ninguno de mis escritos, que ya son muchísimos, lo uno o lo otro.

Casi debiera agradecer, a tontines y tontinas, la propaganda de mi persona. Y de este Blog. Pero, de verdad, preferiría que me olvidaran. Y que, por un mínimo de amor propio que tuvieren, dejaran de escribir. Es penoso su esfuerzo por hacer ostensible, "ostentórea", su única y deteriorada neurona.
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