Vaya convocatoria sin sentido de la Plenaria episcopal.

Como había anticipado anteayer la reunión de los obispos parece que va a terminar como el parto de los montes. Un ratón. O tal vez ni eso.

Se asustaron ante la división. Que iba a resultar meridiana. Y, ante ella, hacer el avestruz. O el Don Tancredo. Pero esto no resuelve nada. O incluso agrava la situación. Hoy voy a ser muy breve. Concluyo señalando a los obispos separatistas y a los que sin selo no se atreven a decirlo, de las Vascongadas y de Cataluña que se preparen. Con el Partido Socialista aliado con los comunistas y con Batasuna en un sitio y con Esquerra en otro, lo tienen claro. Días negros para el catolicismo en esas dos regiones hasta hoy de España. Pero, muchachitos, es imposible impedir el suicidio a quien está firmemente decidido a suicidarse. Antes ibais a tener con vosotros al catolicismo del resto de España. ¿Queréis estar solos? Pues, ya veréis los resultados. Os va a salir Estatuto e independencia por las orejas. Y ya no va a valer lo de los catalanes asustados ante los robos y los secuestros que a gritos reclamaban la vuelta de la Guardia Civil. Por mi parte, qué os den morcilla.

Y recomendad a vuestros curas que no olviden el castellano. Que, cuando les echen, en Guadalajara, o en Montilla o en los Corrales de Buelna no se habla eso que tanto os gusta.
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