La Virgen del Pilar, Patrona de la Guardia Civil

Romance a un obispo impresentable
Moro de la morería
Mas hijo de Dios se hallara
Que este obispo trabucaire,
Del que Roma nos librara.
Obispo que a los que sufren
Siempre negó sus entrañas.
Que para los asesinos,
Con su amor, las reservara.
Si un hijo pedía pan,
Piedras tal padre le daba,
Que antes de dar sus amores
A las menos les miraba.
Manos de callo y mancera,
Que hicieron surcos de España,
Irritaban al obispo.
Las quería ensangrentadas.
Y fue un obispo sin novias.
Sin madres, que rechazaba.
Y fue un obispo sin niños
Que a sus padres los mataban.
Mientras que a los asesinos
En la cárcel visitaba.
¡Ay de la Guardia Civil!
¡Ay de aquel que amaba a España!
Funerales en vascuence,
El desamor en la cara.
Y la persona de Cristo
Nadie en el obispo hallaba.
Por fin un Papa te echó.
Grande la dicha, aunque tarda.
Mas su sucesor sería
Quien justicia restaurara.
En el mismo Vaticano,
En una fría mañana.
Mañana reparadora
Que a todos calentó el alma.
Sobre el blanco solideo
Una luz acharolada.
El tricornio era muy negro
Y la luz era muy blanca.
Nunca la Guardia Civil
Fuera más Guardia del Papa.
Y el tricornio de sus muertos
Parecía una tiara.
Aquellos que no quisiste
Benedicto los amaba