La división de nuestros obispos.

Cuenta ABC que los obispos están divididos, prácticamente al cincuenta por ciento, respecro a la objeción de conciencia a Educación para la Ciudadanía.

No me lo creo. Claro que hay división episcopal pero debe estar en un 20-80 por ciento o como mucho en un 25-75. Y curiosamente también aquí coinciden los más entreguistas con los que apoyarían a Blázquez en su reelección.

La minoría estaría compuesta, y en poco nos vamos a equivocar, por Carrera, Dorado, Gutiérrez, Gómez González, Echenagusía, Soler, Uriarte, Sánchez González, Martínez Sistach, Milián, Asurmendi, Algora, Blázquez, Vilaplana, Rodríguez Magro, Atilano Rodríguez y Vives. Y puede ser que Omella. Estamos hablando de diecisiete o dieciocho obispos.

Curiosamente cinco de esos están ya pasados de fecha y en tres meses lo estará otro más. Con lo que, a nada que espabilara el nuncio el sector Blázquez llegaría a las próximas elecciones de la Conferencia episcopal siendo apenas una docena de obispos. Es decir, nada. Imposible salir presidente si el respaldo es de apenas un 15%.

Ahora, esos votos pueden ser importantes en apoyo de una candidatura más blanda que la que podrían representar los cardenales de Madrid o Toledo.

En las últimas elecciones la inactividad del nuncio, y no falta quien piensa que deliberadamente buscada, dio la victoria a Blázquez al no sustituir a una serie de obispos con la renuncia presentada que eran votos seguros del obispo de Bilbao: Yanes, Echarren, Felipe Fernández, Oliver.

Hay quien cree que el próximo año intentará lo mismo en apoyo de su amigo Blázquez. Me cuesta trabajo creerlo. No creo que Carrera, Dorado, Gómez y Gutiérrez coman el turrón en su silla episcopal. Y posiblemente tampoco Soler con su diócesis en un estado lamentable. Supongo que Echenagusía seguirá algún tiempo más. Sobre todo si Blázquez sigue en Bilbao.
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