A mí no me gusta el cardenal Danneels.

No le sigo mucho pero no me cae bien. Todo el mundo tiene derecho a tener sus simpatías. Y yo también. Supongo que algún comentarista saldrá ahora diciendo que todos los cardenales tienen que caer bien a todos los católicos. Regla que evidentemente sólo es aplicable a mi persona. Los progres pueden tener todas las antipatías cardenalicias que quieran. Y por supuesto hacen muy bien en expresarlas. Yo no.

Este belga, arzobispo de Malinas-Bruselas, cumplió los setenta y cinco años el pasado 4 de junio. Está pues ya en prórroga. No es arriesgado pensar que le quedan como mucho un par de años. Si fueran menos por mi parte encantado.

Sabemos que le gusta a Nostach y que le invita a celebraciones en Barcelona. Pues como al arzobispo de Barcelona también le gusta el cura que paga abortos y el que recomienda no ayudar económicamente a la Iglesia pues yo pienso que los amores de Nostach no son precisamente una recomendación.

Hoy veo que también le encanta a Redes Cristianas que sólo se hace eco de lo peor. Pues qué quieren que les diga. Igual estoy acertado en mi opinión sobre Danneels.
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