¿Una misa inoportuna?

Fue en una iglesia kika de Madrid, con distribución kika, cantos kikos y pinturas kikas. Todos comulgando en la mano. O el 99,99%. Esto es una constatación. No una crítica. Y me consta que muchísimos kikos de Murcia comparten la tristeza general de la diócesis por lo que hicieron a su obispo.
También entiendo que esa misa estaba programada antes de que se conociese lo de ayer y que tanto Sandokán, que ya es sacerdote de monseñor Reig, como monseñor Lorca, que ofició la misa, se encontraron con una coincidencia que no buscaron.
Pero que se dio. Inoportunísima ante lo que muchos consideran impresentable decisión. Reconozco que mi actitud de televidente no fue favorable. Pero enseguida cambié. Y me pareció una misa maravillosa. La palabra de Dios está muy por encima de las miserias de los hombres. Y son palabras de vida eterna.
Estoy seguro de que monseñor Reig ha tenido hoy un especialísimo consuelo al decir su misa. Por la misa en sí y porque la de este segundo domingo de Cuaresma el Señor se la ha querido dedicar en la cruz de su calvario.
"Aquí me tienes". Porque esa fue su actitud. Estar para lo que Él quiera. Aunque parezca algo tan duro como el sacrificio de su diócesis. Como el sacrificio de Isaac. "Ahora sé que temes a Dios, porque no te has reservado a tu hijo, a tu único hijo". "Por haber hecho esto, por no haberte reservado a tu único hijo, te bendeciré, multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo y como la arena de la playa". Mi querido monseñor, no puedes ir con mejor presagio a Alcalá. Te bendecirá. Y los alcalaínos, que están encantados esperándote, serán las estrellas del cielo y las arenas de la playa. Porque le has obedecido. Como lo fueron los de Murcia-
Y ya cantaste, con el corazón alegre: "Caminaré en presencia del Señor en el país de la vida".
Porque "tenía fe, aun cuando dije: "¡Qué desgraciado soy!" Mucho le cuesta al Señor la muerte de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo, siervo tuyo, hijo de tu esclava; rompiste mis cadenas.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza, invocando tu nombre Señor.
Cumpliré al Señor mis votos en presencia de todo el pueblo, en el atrio de la casa del Señor, en medio de ti, Jerusalén.
No podía haber mejor Salmo para la ocasión.
Y además te dijo San Pablo: Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?
Hoy, señor obispo, tus hijos de Murcia a los que tanto amaste, no te ven con el morado penitencial del que te has revestido para la misa del día sino "de un blanco deslumbrador como no puede dejarlos los vestidos ningún batanero del mundo". Y así te encaminas en presencia del Señor hacia tu nueva diócesis.
Dios, Don Juan Antonio, te ha hecho hoy el regalo de su palabra. Que parecía pronunciada para ti. Al día siguiente de que te crucificaran. La misa a gloria de Mendoza estaba escogida para ti. Como especialmente buscada por Aquel a quien te diste sin reserva. Como se daba Abraham.
El Pantocrátor que pintó Kiko Argüello para la iglesia en la que se celebró la misa que algunos pudieron pensar era la glorificación de Mendoza y el ludibrio de un obispo, dice en el libro que lleva en sus manos: "Amad a vuestros enemigos. Vengo pronto". Tan pronto que ni tardó veinticuatro horas. La misa de hoy ha sido tu misa. Tu hermosísima misa. Dios te la ha dedicado. No le pido a Él que te consuele porque estoy seguro de que te ha consolado ya. Pero servirá de consuelo a tantos murcianos que te quieren y que lo necesitan.