El obispo de Tarazona y el Papa.

Porque no hay Iglesia de Cristo sin Pedro. Así lo quiso Él. Y así es. Lo que vale ciertamente para los lefebvristas que con su orgullo se cargan el non praevalebunt es apenas nada comparado con otros que campan a sus anchas en el catolicismo y que hacen más daño que una cerda en un habar.
No ya el respeto al Papa, el amor al mismo, es consustancial con la religión católica. Es el vicario de Cristo. Y es imprescindible volver a ese amor de los hijos al Padre común, hoy tan menoscabado. La crítica permanente y desabrida al Papa, el odio al Papa que se detecta en algunos que se pretenden católicos, es una vergüenza que los obispos deberían cortar de una vez.
Ante esta repugnante campaña que estamos presenciando nuestros pastores hicieron una declaración que estaba bien aunque a mí me pareció escasita. Y, como siempre, sigue valiendo aquello de que obras son amores y no buenas razones.
No sé si al obispo de Tarazona también le pareció corta la declaración de nuestro episcopado. Lo que es cierto es que ha querido poner a su diócesis, naturalmente encabezada por él, en oración por el Papa. Él, y su humilde obispado, están con el Papa, respondiendo a su petición de que oraran por él para que pueda cumplir fielmente su misión de sucesor de Pedro.
La carta del obispo, que podéis encontrar en la web de la diócesis, que sorprende entre la mediocridad de tantas por su excelente presentación y contenido, otro acierto más de un excelente pastor, y también en Religión en Libertad, es breve, clarísima, valiente y de absoluta actualidad. De muy conveniente lectura no sólo por los fieles de Tarazona sino por todos los que se sientan católicos. Y, por tanto, amen a la Iglesia y al Papa.
Don Demetrio nunca tuvo pelos en la lengua. Y se le entiende todo. "Atacar al Papa es atacar a la Iglesia católica". Así es. Y conviene que se diga. Con autoridad episcopal.
"Pero además -y esto es más doloroso- a veces el Papa recibe protestas y rechazos de hijos de la Iglesia, de los de dentro (que no sabemos si están más fuera que dentro)"
"Sin embargo, algunos dentro de la Iglesia se permiten el lujo de atacar al Papa, de mostrar públicamente su disgusto por ésta o aquella decisión del Papa, de contradecirle en su doctrina, de expresar su rebeldía ante sus decisiones, de no comportarse como hijos adultos que respetan y quieren a su padre. Algunos aparecen como hijos adolescentes, que de todo protestan, y que para afirmar su propia identidad se hacen gallitos, oponiéndose a la autoridad paterna".
"Todo esto hace sufrir al Papa. Le hacen sufrir los ataques de los enemigos de la Iglesia y le hacen sufrir, más todavía, las rebeldías de los hijos de la Iglesia. No sólo porque le atacan a él, sino por el daño que hacen a tantas personas sencillas, a las que tales ataques pueden desconcertarles, turbarles, poner en peligro su fe".
El obispo, este excelente obispo, ha puesto a su diócesis en oración por el Papa. Y diciendo verdades meridianas. Ay, si tuviéramos una docena de Demetrios... Otro gallo nos cantara.