Los que no quieren al Papa.

A mi me trae sin cuidado lo que muchos de esos pocos puedan querer o hacer. Querer que quieran lo que les de la gana. Y hacer no van a hacer nada. Por falta de gente, por falta de medios y, sobre todo, por falta de cataplines. Montar una web, ver que pueden chupar de los medios de comunicación y, lejos de los católicos, por si acaso, montar alguna pantomima soez. No tiene la menor importancia.
Ya es otra cosa el que algunos que se dicen católicos se presten a esas majaderías. En la mencionada página web aparece como protagonista de alguno de los actos programados contra la visita papal el omnipresente Tamayo. Pues con Tamayo están en la Juan XXIII unos cuantos religiosos y sacerdotes españoles. Lo que me parece una vergüenza. Que estén y que se lo consientan.
Varios de los colectivos que participan en esta bufonada son también habituales de encuentros sedicentes católicos, que vienen celebrándose periódicamente en Valencia, me parece recordar que en el colegio de las religiosas de Jesús María, con ostentosa participación de jesuitas, dominicos, vedrunas... Pues me parece otra vergüenza. Que participen y que se lo consientan.
Yo no sé si los consintientes son bobos, cómplices o suicidas. Sean lo que sea, lo encuentro muy preocupante. Ya me preocupan menos los participantes que se quieren hacer pasar por católicos. Cada vez se les ve más el plumero y cada vez están más solos. Y los apóstatas, los ateos, los colectivos de gays y lesbianas... no me preocupan nada. Esos hacen lo que tienen que hacer. Son los únicos verdaderamente coherentes.