"Estamos llamados a hacerlo todo en Jesucristo para vencerlo todo en Él" "Días vendrán en que no quedará piedra sobre piedra… sin embargo no caerá ningún cabello de la cabeza de ustedes"
"Se permanece y trasciende en Jesús porque Él es la vida"
"En Jesucristo nos hacemos portadores de nuestra propia cruz, en un camino donde su palabra se revela y nos ilumina en medio de la contradicción, donde brilla su luz y queda manifiesta la verdad de la que estamos llamados a ser testigos"
"No se es testigo de la verdad sin la tribulación misma de dejar expuesta la mentira y el engaño, que sucumbe ante el mismo diamante de la verdad"
"No se es testigo de la verdad sin la tribulación misma de dejar expuesta la mentira y el engaño, que sucumbe ante el mismo diamante de la verdad"
Se permanece y trasciende en Jesús porque Él es la vida.
En Jesucristo nos hacemos portadores de nuestra propia cruz, en un camino donde su palabra se revela y nos ilumina en medio de la contradicción, donde brilla su luz y queda manifiesta la verdad de la que estamos llamados a ser testigos.
No se es testigo de la verdad sin la tribulación misma de dejar expuesta la mentira y el engaño, que sucumbe ante el mismo diamante de la verdad.
La pertenencia ala familia, sean padres o hermanos, o las amistades que hemos cultivado con el tiempo no nos garantiza que no se manifieste la fragilidad humana de la traición; a Jesús le pasa con la traición de Judas Iscariote y la negación de Simón Pedro.
Nuestra fortaleza no debe estar en las cosas externas como pueden ser la solidez de la construcción del Templo o la belleza de las ofrendas votivas que lo adornan, como nos recuerda el evangelio de Lucas de este domingo.
Nosotros debemos estar arraigados en Jesucristo, con la conciencia, de que estaremos expuestos a la traición, a la muerte, tener que comparecer ante autoridades de diferentes niveles, en situaciones muy complicadas muchas veces, pero, sin embargo, ahí, en la mera tribulación y prueba experimentar la fidelidad y la cercanía de Jesucristo.
El discípulo tiene que experimentar que el Espíritu de Jesús está vivo en él. Sintiendo el discípulo una presencia viva de Jesucristo en él, que sabe que, aunque vaya ante diferentes autoridades, no debe temer porque el Espíritu del Resucitado le hace experimentar algo único, de que Jesús está con él.
Es una experiencia de liberación y de vida, donde el discípulo lo va venciendo todo.
El discípulo tiene que confiar en Jesús, que lo ha llamado y lo ha elegido para hacer la obra que Él le confía.
El discípulotiene que ser fuerte, tener la claridad de estos escenarios: habrá guerras, revoluciones, terremotos, traiciones, ser juzgado, hambres, epidemias…
El discípulo experimentará las pruebas y el sufrimiento como su Maestro, pero es ocasión para que experimente la fidelidad de Jesús, que le hace sentir su compañía de diversas maneras, y sobre todo, en su interior, la presencia del Espíritu vivo de Jesús que le hace sentir, con el consuelo y la paz que da, una confianza plena de que saldrá victorioso de esas tribulaciones.
Al final, como dice el profeta Malaquías, brillará para los que temen al Señor, el sol de justicia (el diamante de la verdad), que les traerá la salvación con sus rayos.
En toda tribulación y prueba, sólo queda lo limpio, lo fuerte, lo verdadero, lo puro… pero eso significa ser muy fuertes para que ningún vendaval nos tire… como quien construye sobre roca y no sobre arena.
Estamos llamados a construir sobre roca, en Jesús que es la piedra angular y con Simón Pedro, quien es nuestro hermano mayor.
Por eso Pablo nos da ejemplo en la segunda lectura a los Tesalonicenses a trabajar incansablemente, con dignidad, para no ser gravosos, ni ventajosos, ni abusivos con nadie, ni holgazanes vividores y problemáticos chismosos, sino constructores de vida, con el trabajo que debemos y podemos realizar cada uno, como hace el que quiere dar buenos y permanentes frutos.
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