¿Qué es lo que tu religión te pide? Toda gloria es gloria reflejada

(Richard Rohr, en Herder).- En la Primera Lectura de Génesis, vemos el encuentro entre el Señor y Abraham, cuando este ya tiene noventa y nueve años de edad. Es la tercera vez que se repite su primer llamado, cada vez añadiendo algunos elementos más al significado de su relación o «alianza». Pero algo que nunca cambia es que, aunque la relación siempre parte de la invitación de Dios, la alianza es bilateral. Cada vez se espera más de Abraham: que abandone su país y a su familia (12,1-2), que sacrifique animales (15,9-11) y, aquí, que sea circuncidado (17,9-14) y que tenga fe en que tendrá un hijo (17,16 y sig.). Y ante ese anuncio él y su esposa, Sara, se ríen.

La relación entre Dios y los seres humanos debe comenzar de una forma bilateral. Es la única manera de meternos en el cuadrilátero. Es la única manera de mantenernos lo suficientemente quietos en un lugar para propiciar el intercambio que supone una relación. Pero esta no es la meta final. La mayoría, si no todos, nunca pasa más allá de cumplir «lo que la religión espera de uno». ¿Qué es lo que tu religión te pide? ¿Es algo que consideras difícil? Es la pregunta del joven rico: «¿Qué debo hacer para conseguir la vida eterna?» Ya que todas las relaciones humanas son bilaterales (excepto en algunos casos la de padres e hijos), tendemos a estructurar nuestras experiencia de esa forma. En otras palabras, ¡no estamos preparados para Dios! A menos que sepamos cómo un padre perfecto pueda amar a su hijo unilateralmente.

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