"Mujeres, mística y política" (Verbo Divino) La experiencia de Dios que implica y complica

(A. Aradillas).- Todo libro es siempre "buena noticia". Su idea, el hecho de su concepción y publicación, con las peripecias y circunstancias que una y otro llevan consigo, el título , las influencias que tiene, o puede tener, en los lectores presentes y futuros, muchas de ellas ciertamente insospechadas, hace del libro un acontecimiento.

De modo muy especial, y por multitud y carísimas razones, lo es el recientemente publicado por la editorial "EVD" - Verbo Divino-, en su colección "Aletheia", con el título "Mujeres, mística y política (La experiencia de Dios que implica y complica)", y en cuya portada aparece como autora y coordinadora Silvia Bara Bancel.

El libro-noticia, objeto de este comentario, traspasa con creces, y hasta con "escándalo" para algunos, las fronteras de lo religioso, y se hace activo y presente en tantos ámbitos civiles, sociológicos, profesionales y políticos, en los que la mujer, por fin, comienza ya a inspirar y actuar en igualdad de derechos y deberes que lo hace el hombre, varón, por más señas. Un libro en el que con tan pulcra y fiel exigencia, las mujeres patrocinan y avalan con tan docta experiencia la religiosidad- visión profética anunciada por André Malraux cuando dice que "el siglo XXI o será místico o no será, es -tiene que ser y significar necesariamente, todo un hito en la historia de la cultur bibliográfica.

Estas son las mujeres, con sus credenciales universitarias, que hicieron posible la redacción de las 270 páginas que componen sus nueve capítulos: Silvia Bara Bancel, doctora y profesora de Teología Dogmática Fundamental por la Universidad Pontificia de Comillas en Madrid; Carmen Bernabé Ubieta, doctora en Teología Bíblica por la Universidad de Deusto; Giselle Gómez Guillén, doctora en Teología de la Vida Religiosa por la Universidad de San Juan de Letrán de Roma; Edith González Bernal, doctora en Teología por la Universidad Javeriana de Bogotá-Colombia; Mariola López Villanueva, doctora en Teología Espiritual por la Facultad de Teología de Granada; Silvia Martínez Cano, doctora en Educación por la Universidad Complutense de Madrid; Rosé Solé Besteiro, licenciada en Filosofía por la Universidad Autónoma de Barcelona y en Teología Sistemática por la de Cataluña, y Fernanda Villanueva Lavín, licenciada en Ciencias Religiosas por la Universidad Gregoriana de Roma.

El capítulo "Breve ensayo sobre el fenómeno místico" lo firma Juan Martín Velasco, uno de los mayores expertos en temas místicos en lengua castellana, doctor en Teología por la Universidad de Lovaina, y durante 16 años director del Instituto Pastoral de Madrid. Los libros, artículos y colaboraciones de este glorioso elenco de coautoras llenarían amplias y selectas bibliotecas.

En tiempos como los actuales, en los que crece con analgésica persistencia la idea negadora de que la mujer en la Iglesia aspira imprudentemente a ocupar lugares, tareas ministeriales y pastorales, antes acaparadas en exclusiva, y "en el nombre de Dios", por los varones, el libro de la editorial "El Verbo Divino", constituye un profundo, riguroso, docto y anticipado "mentís" a doctrinas, cánones y comportamientos absurdamente machistas, impropios de las necesidades y urgencias presentes y futuras, para las que la Iglesia tendrá que ser, de por sí, respuesta y evangelio.

Se han de echar a temblar, y otros a reír, los que antes y después de leer "Mujeres, mística y política", sigan todavía pensando, por ejemplo, que el sacerdocio solo "es cosa de hombres" - "vir baptizatus"-, y que la mujer, por mujer, es en exclusiva "tentación y pecado". Con tantos, o más méritos doctorales que la mayoría de sacerdotes y obispos hoy en activo, contando con la gracia de Dios, que carece de sexo, las redactoras del citado libro son, y se sienten, capacitadas para regir -"estar al servicio del bien común"-, parroquias, diócesis y archidiócesis, sin excluir la romana.

Más que una noticia, este libro es un "notición" con todas sus letras y todas sus consecuencias, entre otras, la de implicarse y complicarse la vida propia y ajena. En la página 258 hacen presente, con todos los honores y sin "segundas intenciones", a santa Hildegarda de Bingen (1098-1179), por más señas doctora de la Iglesia, con estas palabras duras, pero acordes con la gravedad de la situación de la Iglesia de entonces (¿y por qué no, de ahora?): "En estos tiempos, muchos pastores están cojos, ciegos, ansiosos de de dinero. Ellos sofocan, matan la justicia. Nadie que quiera dedicarse a Dios debe mendigar un cargo eclesiástico de poder; si lo hace, es porque el deseo de poder ha podido con él y se ha convertido en un lobo rapaz, no en un hombre... Maestros y sacerdotes duermen mientras la justicia es ignorada y pisoteada".

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