Liturgia del 6º DOMINGO DE PASCUA 2025 (C)

Liturgia del 6º DOMINGO DE PASCUA 2025 (C)
Liturgia del 6º DOMINGO DE PASCUA 2025 (C)

6º DOMINGO DE PASCUA 2025 (C)

El amor permanente y entrañable de Dios Padre, que nos habita y sostiene, la presencia luminosa de Jesús Resucitado, su Luz y el impulso de su Espíritu están con todos vosotros.

Y con tu Espíritu

MONICIÓN DE ENTRADA


Para nosotros, cristianos nos puede resultar peligroso confundir señalización con verdad de fe, normas con salvación, leyes con seguridad, lo secundario ... con lo indispensable.

Lo indispensable nos lo reseña Jesús: Vivir según la vocación a la que hemos sido llamados. Dar la talla como creyentes nos exige, además de una autocrítica, un ABRIRNOS a la fuerza del Espíritu para que no nos quedemos enganchados y petrificados en lo insignificante dejando pasar lo que es vida y garantía de la solidez y pureza de nuestra fe.


¿Quién nos hace de chivato de esos nuevos caminos? ¿Quién nos sugiere el dónde y el cómo?: el Espíritu Santo desde el silencio de nuestro interior, donde nos habita.

Celebremos la Eucaristía unidos a Jesús y entre nosotros.

ACTO DE RECONOCIMIENTO


Dios habita en nosotros, en nuestras cualidades y dones, pero muchas veces no somos conscientes de ello. Por eso ahora al comienzo de la celebración nos hacemos conscientes de nuestras cualidades, damos gracias a Dios Padre por ellas y nos comprometemos a que den fruto.


Queremos vivir el don de la PAZ, la interior que nos da tu presencia y la exterior que tenemos que construir todos juntos. Nos comprometemos a vivirla cada día diciendo: Nos comprometemos Señor


Queremos vivir el don del AMOR, el que tú nos manifiestas en nuestro interior y en todo lo que nos das, y el que nosotros queremos vivir y dejar rebosar hacia los hermanos. Nos comprometemos Señor


Queremos vivir los dones de la BONDAD y la AYUDA preocupándonos de nuestro desarrollo personal y de ayudar a los demás en todo lo que podamos. Por eso decimos:  Nos comprometemos Señor


Dios Padre amoroso TIENE siempre MISERICORDIA de nosotros, conoce nuestras limitaciones y nos guía de su mano a la vida eterna.


GLORIA


Gloria a Dios en el cielo….

Tú que quitas el pecado del mundo, TÚ tienes piedad de nosotros...

Tú que quitas el pecado del mundo,  TÚ atiendes nuestras súplicas

Tú que estás sentado a la derecha del Padre,  TÚ tienes piedad de nosotros


ORACIÓN COLECTA


Quiero mi Paz y mi Fiesta, Señor.


Dice el Derecho Romano,

apoyándose en la fuerza:

“Si quieres tener la paz,

has de preparar la guerra”.


Con la fe puesta en la magia

de tan injusta sentencia,

muchos hombres han seguido

la senda de “violencia”.


Han sembrado de cadáveres

la inmensa faz de la tierra.

Ejércitos, bombas, muertes…

pero la “paz” nunca llega.


Jesús nos deja su PAZ,

que nos da de forma nueva:

Es el fruto de su Espíritu,

de su amor y de su entrega.


Si guardamos su Palabra,

amar es nuestra tarea,

el Padre, el Hijo, el Espíritu,

morarán en nuestra “tienda”.


No temblará el corazón,

teniendo al Señor tan cerca.

Con Él estamos seguros,

compartiendo casa y mesa.


No miras nuestros pecados,

sino la fe de tu Iglesia.

Llenas, Señor, con tu paz,

nuestro corazón en fiesta. Amén.

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (15,1-2.22-29):


En aquellos días, unos que bajaron de Judea se pusieron a enseñar a los hermanos que, si no se circuncidaban conforme a la tradición de Moisés, no podían salvarse. Esto provocó un altercado y una violenta discusión con Pablo y Bernabé; y se decidió que Pablo, Bernabé y algunos más subieran a Jerusalén a consultar a los apóstoles y presbíteros sobre la controversia. Los apóstoles y los presbíteros con toda la Iglesia acordaron entonces elegir algunos de ellos y mandarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé.

Eligieron a Judas Barsabá y a Silas, miembros eminentes entre los hermanos, y les entregaron esta carta: «Los apóstoles y los presbíteros hermanos saludan a los hermanos de Antioquía, Siria y Cilicia convertidos del paganismo. Nos hemos enterado de que algunos de aquí, sin encargo nuestro, os han alarmado e inquietado con sus palabras.

Hemos decidido, por unanimidad, elegir algunos y enviároslos con nuestros queridos Bernabé y Pablo, que han dedicado su vida a la causa de nuestro Señor Jesucristo. En vista de esto, mandamos a Silas y a Judas, que os referirán de palabra lo que sigue: Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros, no imponeros más cargas que las indispensables: que os abstengáis de carne sacrificada a los ídolos, de sangre, de animales estrangulados y de la fornicación. Haréis bien en apartaros de todo esto. Salud.»

Palabra de Dios


Salmo 66


R/. Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben


El Señor tenga piedad y nos bendiga,

ilumine su rostro sobre nosotros;

conozca la tierra tus caminos,

todos los pueblos tu salvación. R/.


Que canten de alegría las naciones,

porque riges el mundo con justicia,

riges los pueblos con rectitud

y gobiernas las naciones de la tierra. R/.


Oh Dios, que te alaben los pueblos,

que todos los pueblos te alaben.

Que Dios nos bendiga;

que le teman hasta los confines del orbe. R/.


Lectura del libro del Apocalipsis (21,10-14.21-23):


El ángel me transportó en éxtasis a un monte altísimo, y me enseñó la ciudad santa, Jerusalén, que bajaba del cielo, enviada por Dios, trayendo la gloria de Dios. Brillaba como una piedra preciosa, como jaspe traslúcido. Tenía una muralla grande y alta y doce puertas custodiadas por doce ángeles, con doce nombres grabados: los nombres de las tribus de Israel. A oriente tres puertas, al norte tres puertas, al sur tres puertas, y a occidente tres puertas. La muralla tenía doce basamentos que llevaban doce nombres: los nombres de los apóstoles del Cordero. Santuario no vi ninguno, porque es su santuario el Señor Dios todopoderoso y el Cordero. La ciudad no necesita sol ni luna que la alumbre, porque la gloria de Dios la ilumina y su lámpara es el Cordero.

Palabra de Dios


Lectura del santo evangelio según san Juan 14,23-29):

R/Gloria a ti, Señor.


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él. El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió. Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho.

La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: «Me voy y vuelvo a vuestro lado.» Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, sigáis creyendo.»

Palabra del Señor

R/Gloria a tí Señor Jesús


HOMILÍA


El núcleo del cuarto evangelio es que Dios, mediante Jesús, ha entrado definitivamente en la historia, acercándose al ser humano para compartir con él amorosamente su Vida.


Ya no hay que buscar a Dios fuera de uno mismo, sino descubrirle dentro de ti y disfrutar su presencia y su compañía.

En el AT, la presencia de Dios se localizaba en la tienda del encuentro y luego en el templo. Desde Jesús, el lugar de la presencia de Dios es el interior del hombre. Dentro de ti lo tienes y ahí lo puedes experimentar. Será más fácil de comprender si superas la idea de Dios como una entidad separada e inaccesible.

No existe "alguna parte" donde Dios pueda estar, fuera de mí y del resto de la creación. Dios es lo que hace posible mi existencia. Soy yo el que estoy fundamentado en Él desde el primer instante de ser.


El descubrirla en mí, el tomar conciencia de esa Presencia, es como si viniera. Esta verdad es la fuente de toda religiosidad, y nuestra tarea de cada día.


El Espíritu es el garante de esta presencia dinámica: “os irá enseñando todo”. A esto Jesús añade: “os conviene que yo me vaya, porque si no, el Espíritu no vendrá a vosotros". 


Démonos cuenta de un detalle: Ni el mismo Jesús con sus palabras y acciones fue capaz de llevar a los apóstoles hasta la experiencia de Dios. Mientras estaba con ellos vivían apegados a sus manifestaciones humanas. Todo muy bonito, pero que les impedía descubrir la verdadera identidad de Jesús. 


Al no ver a Dios en Jesús, tampoco descubrieron la realidad de Dios dentro de ellos. Cuando desapareció, se vieron obligados a buscar dentro de ellos, y allí encontraron lo que no podían descubrir fuera. El Espíritu les llevó a experimentar dentro de ellos la misma realidad que Jesús quería explicar.


También hoy el Espíritu continúa ayudándonos a recordar y a comprender en profundidad la presencia de Dios en nosotros, a comprender su  Palabra. Nos hace vivir desde la alegría y la esperanza y nos capacita para actualizar la palabra y la obra de Jesús a lo largo de la historia.


A la promesa del Espíritu Jesús añade el regalo de su paz. Que es algo mucho más profundo que lo que entendemos por paz. La paz de la que habla Jesús tiene su origen en el interior de cada uno. Es la armonía total, no solo dentro de cada persona, sino con los demás y con la creación entera. Sería el fruto primero de unas relaciones auténticas. Sería la consecuencia del amor que es Dios en nosotros, descubierto y vivido. La paz no se puede buscar directamente. Es fruto del amor. Sólo una persona que posee la paz en su interior puede ponerla en la sociedad.

No es difícil señalar algunos rasgos de la persona que lleva en su interior la paz de Cristo: Busca siempre el bien de todos, no excluye a nadie, respeta las diferencias, no alimenta la agresión, fomenta lo que une, nunca lo que enfrenta.


El Espíritu de Jesús sigue con nosotros, con toda la humanidad. Es siempre una invitación a la alegría, a la confianza, a la luz, a la liberación, a la auténtica paz. 

Está presente donde las personas contagian y regalan amor, amabilidad, bondad, tolerancia, solidaridad, servicio, fe, confianza, alegría, esperanza y paz.


Os deseo de todo corazón que encontréis y cultivemos esta PAZ.

CREDO


Sacerdote.- ¿Creéis en Dios , que es nuestro Padre, que ha hecho todas las cosas y nos cuida con amor?.

Todos.- Sí, Creemos.


Sacerdote.- ¿Creéis en Jesucristo, que ha puesto su Morada entre nosotros, para hacernos conocer a Dios?.

Todos.- Sí, Creemos.


Sacerdote.- ¿Creéis en el Espíritu Santo que vive entre nosotros, y anima a la Iglesia para hacer un mundo mejor?.

Todos. Sí, Creemos.


ORACIÓN UNIVERSAL


Solemos decir que somos templo de Dios, es decir Dios/Amor nos habita. La Pascua nos recuerda que la vida de Dios discurre por cada uno de nosotros. Oremos.


El Espíritu de Jesús alentará nuestro día a día


• Señor queremos que la Iglesia sea cauce, en el mundo, de la Vida de Dios, que sea invitación a la trascendencia, a levantar el vuelo en nuestro día a día.


El Espíritu de Jesús alentará nuestro día a día


•  Señor los seguidores de Jesús de Nazaret queremos ser aliento en la debilidad, esperanza en la dificultad, luz en la oscuridad, paz en la crispación.


El Espíritu de Jesús alentará nuestro día a día


• Señor queremos que los responsables de los gobiernos e instituciones trabajen en favor de la paz, del diálogo, de la justicia, de la unidad, que busquen los caminos que fomenten la corresponsabilidad.


El Espíritu de Jesús alentará nuestro día a día


• Señor queremos ser encarnación del Amor en este mundo tan cambiante, confesar nuestra fe sin miedo y que el servicio, el amor y el respeto sean nuestras señas de identidad.


El Espíritu de Jesús alentará nuestro día a día


• Señor deseamos que  entre nosotros surjan líderes o referentes de paz que inviten a ser constructores de la nueva humanidad soñada por Jesús.


El Espíritu de Jesús alentará nuestro día a día


Padre Madre buena, nos dejaremos conducir por la vida de Dios que nos habita, acertando a vivir con novedad cada día y siendo Buena Noticia en nuestros entornos. Gracias por Jesús, nuestro Hermano y Maestro, que vive por los siglos de los siglos. Amén


En el momento de presentar la OFRENDA de toda la Iglesia oremos a Dios Padre Misericordioso

El Señor reciba de tus manos esta OFRENDA…


ORACIÓN OFRENDAS


Señor, te ofrecemos el pan y el vino, frutos de la tierra y del trabajo humano. Simbolizan nuestro alimento y la alegría de la vida. Junto a ellos, ofrecemos, también, nuestro amor y nuestro cariño hacia los nuestros y hacia todos. Recíbelo como nuestra mejor ofrenda. PJNS.


PREFACIO


El Señor está con vosotros  

Y con tu Espíritu

Levantemos el corazón

Lo tenemos levantado hacia el Señor

Damos gracias al Señor nuestro Dios

Es justo y necesario


Padre, te damos gracias

y te bendecimos porque eres amor.

Te manifiestas en el amor del hombre y de la mujer,

en el amor y el cariño de los amigos y hermanos,

en el amor de todos los grupos y pueblos.

Te damos gracias porque nos ayudas,

nos acompañas en los apuros,

nos esperas como Padre cariñoso

cuando nos alejamos de tu casa

y volvemos arrepentidos.

Nos recibes con amor de Padre

y nos sigues protegiendo y ayudando.


Por eso nos sentimos felices

nos unimos a los santos

y a las personas de buen corazón

para entonar un himno de alabanza

diciendo:

SANTO. SANTO, SANTO…


CONSAGRACIÓN Y PLEGARIA


SANTO eres en verdad, Padre,

y con razón te alaban todas tus criaturas,

ya que por Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro,

con la fuerza del Espíritu Santo,

nos das Vida y santificas todo.


Congregas a tu Pueblo sin cesar,

para que ofrezca en tu honor esta OFRENDA

desde donde sale el sol hasta el ocaso.


Recibimos tu Espíritu con alegría

para que santifique este pan y este vino

y se conviertan para nosotros

en el sacramento del Cuerpo y + la Sangre de Jesús,

en la Persona y la Vida de Jesús, aquí significadas.


Porque Él mismo,

la noche en que iba a ser entregado,

habiendo amado a los suyos

que estaban en el mundo hasta el extremo,

mientras cenaba con sus discípulos,

tomó un pan, y dando gracias te bendijo,

lo partió y lo repartió a sus discípulos, diciendo:


Tomad y comed todos de él,

porque esto es mi cuerpo,

que será entregado por vosotros.


Del mismo modo, acabada la cena,

tomó el cáliz,

y, dándote gracias de nuevo,

lo pasó a sus discípulos, diciendo:


Tomad y bebed todos de él,

porque éste es el cáliz de mi sangre,

sangre de la alianza nueva y eterna,

que será derramada por vosotros

y por todos los hombres

para iluminar vuestras vidas.

haced esto en conmemoración mía.


Este es el sacramento de nuestra fe.


Anunciamos y proclamamos tu resurrección. Ven Señor Jesús.


Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial

de la ENTREGA de Jesús,

de su admirable resurrección y ascensión al cielo,

mientras esperamos su venida gloriosa,

te ofrecemos, en esta acción de gracias,

TODO lo que somos y tenemos.


Tú diriges tu mirada sobre esta OFRENDA de tu Iglesia

y reconoces en ella nuestra adhesión a Jesús,

que vino a revelarnos tu rostro

de verdadero Padre, que nos ama sin límite.


Nos unimos en este sacramento al Cuerpo y la Sangre de tu Hijo,

que se entregó por nosotros para dejarnos su ejemplo de Vida.

Y nos abrimos de todo corazón a tu Espíritu Santo

para ser iluminados y fortalecidos en el seguimiento de Jesús, tanto individual como colectivamente.

Y así, unidos como hermanos,

formemos con Cristo un solo cuerpo

y un solo espíritu.


Él nos transforma en verdaderamente humanos

en nuestro diario caminar hacia tu Heredad,

donde seguiremos alabándote 

junto con tus elegidos,

con María, la Virgen Madre de Dios y madre nuestra, su esposo san José,

los apóstoles y los mártires,

y todos los santos,

que nos precedieron en el camino hacia Ti.


Te ofrecemos, Padre, nuestro compromiso de adhesión a Jesús,

que ratificamos en esta celebración,

para que contribuya a la Paz y

la Humanización del mundo entero.


Confirmamos nuestra lealtad con esta tu Iglesia,

que peregrina en la Tierra,

fortalecida por nuestra fe y caridad.


Nos unimos a TODOS tus hijos de este Pueblo,

iluminado y fortalecido por Jesús,

junto con sus servidores: el Papa León XIV,

nuestro Obispo N…,

el orden episcopal, los presbíteros y diáconos.


Tú atiendes los deseos y compromisos

de esta Familia,

que has congregado en tu presencia

en este domingo, día en que Cristo

venció a la muerte.


Él nos ha hecho partícipes de su Sabiduría y Fortaleza

para que imitemos su ejemplo

en el camino hacia tu Heredad eterna.


Te damos GRACIAS porque nuestros

hermanos difuntos…, familiares,

amigos y miembros de nuestra Comunidad,

tras su maduración en este mundo,

ya disfrutan contigo en tu casa del Cielo.


Queremos ser parte del Reino interior,

que tu Hijo nos reveló,

y extenderlo a nuestro mundo

para que podamos gozar TODOS de tu felicidad eterna,

junto con Cristo, Señor nuestro,

por quien concedes al mundo todos los bienes.


Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén

PADRENUESTRO


PADRE Y MADRE NUESTRA

EN QUIEN SOMOS Y VIVIMOS.

Santificado sea tu nombre.

Venga a nosotros tu reino.

Hágase tu voluntad

en la tierra como en el cielo.


TÚ NOS DAS HOY 

NUESTRO PAN DE CADA DÍA.

TÚ PERDONAS NUESTROS PECADOS

Y NOSOTROS QUEREMOS PERDONAR

A LOS QUE NOS OFENDEN.


No nos dejes caer en la tentación.

Y líbranos del mal. Amen


CORDERO DE DIOS


Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú TIENES piedad de nosotros

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú TIENES piedad de nosotros

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú NOS DAS la paz


Jesús nos invita a ser pan partido y repartido para los demás.


ORACIÓN FINAL


El Espíritu que nos has prometido, Señor,

alienta mi deseo de seguirte en fidelidad,

me ilumina para comprender que hay

muertes que dan vida.


Quiero morir a mi egoísmo,

que no me deja ver más allá

de mi propio ombligo.


Quiero morir a mi desesperanza,

Que me mantiene en vida como

un enfermo terminal.


Quiero morir a mi indiferencia,

que me apaga el corazón

ante mis hermanos más necesitados.


Quiero morir a mi falta de amor,

Que me convierte en un guerrillero

Y a mi mundo en un campo de batalla.


Quiero nacer a una vida nueva

para encontrarte en mi hogar,

en mi trabajo, en mi soledad.


Quiero nacer a una vida nueva

para reconocerte en los hermanos

que Tú pones en mi camino.


Quiero nacer a una vida nueva

para descubrirte en las oportunidades

que Tú me brindas cada día.


Quiero nacer a una vida nueva

para sentirme vivo, amado, elegido, enviado.


Quiero que el Espíritu que nos has prometido

aliente mi deseo de seguirte en fidelidad,

me ilumine para comprender que hay muertes que dan vida y me haga experto en la lucha por alcanzar la paz. Amén.

BENDICIÓN

El Señor os bendice, os guarda

y en sus palmas os lleva tatuados.

Os acompaña en todos los caminos.

Y hace prósperas las obras de vuestras manos.

Sentíos siempre abrazados y bendecidos por este Dios enamorado,

Padre, Hijo y Espíritu Santo.

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