Benedictus
Al momento de imponer nombre al hijo que concibió Isabel, se desató la lengua del sacerdote y exclamó: “Bendito sea el Señor, Dios de Israel porque ha visitado y redimido a su pueblo” (V 57). Es un canto de alabanza al Dios de Israel porque la salvación tan esperada por los justos de este pueblo, estaba ya muy cerca, tan cerca que su hijo Juan iba a ser el que prepararía los caminos al Salvador. Dios visitó su hogar concediéndoles un hijo pero en aquel momento la salvación iba mucho más allá de los muros de su hogar: Dios visita a su pueblo. Es el alba de la redención tan ansiada.
“Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de las manos de los que nos odian” (V 71). La salvación es el Hijo de Dios que María lleva en sus entrañas, que está presente en esta escena y es el que tiene que librar del gran enemigo de la humanidad, el Mal, que se opone al Bien que es Cristo.
Oremos para que la ley de Cristo, que es la ley del amor se imponga en el mundo tan convulsionado. Que la paz venza el odio y la discordia. Texto: Hna. María Nuria Gaza.