Invitación al silencio

Poblet
Hace pocos días pude hacer una escapada y hacer un alto en el camino para respirar de otra manera, para poder gustar con otra mirada interior del regalo de tantas cosas como se nos ofrecen, se nos dan y que acogemos en la medida en que abrimos el corazón a vivir otras experiencias, a acoger la riqueza del tiempo compartido, del cielo contemplado, del silencio que tanto bien hace. Salí del ajetreo, del ruido cotidiano que te envuelve para ir a un lugar de calma, de paz, envuelto de la naturaleza y llegué a un monasterio. Esta vez fue diferente en la medida en la que me di cuenta del primer impacto y fue sencillamente el salir del ruido exterior para llegar al silencio exterior y fue ahí donde comencé a respirar, mis oídos se percataron de ese ambiente que invitaba al silencio, al encuentro, a respirar otro ritmo. ¡Qué necesidad de ese silencio exterior que atrapa el propio interior! Y me dije, me hace falta.

Al entrar en la habitación junto a la Biblia había un libro que aunque no me dio tiempo a leerlo, lo pude hojear un poco y topé con estas palabras: “…Haz silencio exterior, esfuérzate por hacer silencio interior, pacifica tu corazón para que en él se extienda el manto del silencio y ponte ante la Palabra”(“La luz del silencio, camino de tu paz”, P. José Alegre Vilas, monje de Poblet).

Me doy cuenta que es bien cierto la necesidad de pacificar el corazón, de buscar y gustar ese silencio que ayuda a encontrarse con una misma, que deja más espacio para compartirlo y acoger a Dios, a escucharle en su Palabra. También de la necesidad de saber cuidarse interiormente. Gracias Señor, por el regalo de este tiempo de silencio. Texto: Hna. Ana Isabel Pérez. foto: Hna. Gemma Morató
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