Lágrimas agradecidas

La comunidad hemos hecho un regalo, felicitando la Navidad a una persona. Lo habíamos preparado con mucha ilusión, habíamos hablado de esta persona destacando su alegría a pesar de las dificultades, siempre con una buena sonrisa en su rostro, con una buena palabra, etc.…Pues bien, todo estaba preparado para entregar el regalo, las Hermanas estábamos expectantes para ver su rostro por la sorpresa y las sorprendidas gratamente hemos sido nosotras. En un segundo, su rostro se ha envuelto en lágrimas, pero eran lágrimas agradecidas seguidas de una exclamación: ¡A mí nunca me ha regalado nada nadie! Ante ese instante de emoción, hay cosas que no tienen precio y las más importantes son siempre las que nos tocan el corazón; ver la alegría con la que se fue con su regalo, es imborrable, permanecerá porque me ha hecho mucho bien. El valor económico del regalo no tiene precio ante la entrega de un gracias que brota del corazón, de una sonrisa de cariño, de un querer sonreírle a la vida desde el bien que Dios nos concede en el hoy que vivimos.
Ella, se ha llevado algo material, y mucho más, porque estaba envuelto con cariño, desde el agradecimiento y ha sido mutuo. Hay abrazos que adelantan acontecimientos, sigamos preparando el camino al Señor en nuestro corazón, dejémonos visitar por la ternura del niño que nace y se nos da el día de Navidad y cada día que nos dejamos envolver por su Amor. Texto: Hna. Ana Isabel Pérez.