Necesito tiempo

Como uno de tantos días en los que siempre hay cosas nuevas, cosas maravillosas por vivir y descubrir, encontré una amiga y estuvimos juntas un momento. No hablamos demasiado, tenía prisa y por supuesto yo no quise retenerla. Persona alegre, espontánea, con ganas de buscar la verdad en los acontecimientos diarios, fiel al proyecto de Dios en su vida, pero... ese día era diferente, sentí que había desaparecido aquello que la hacía vibrar con tanta fuerza.

Hay momentos de nuestra vida que por cansancio, agobio, trabajo o cualquier otra cosa necesitamos que nos dejen descansar para reponernos; es cierto que la soledad, en ocasiones, nos ayuda a conocernos o a desconectar para después emprender con más fuerza. La soledad es aquel lugar que nos lleva lejos aún estando en el mismo sitio, pero a su vez, puede resultar un tanto peligroso ya que nos apartamos incluso de nuestra propia persona con sus alegrías e ilusiones.

Esta persona me dijo que necesitaba tiempo para poder dar algún paso en su vida... la verdad es que, a veces no sabemos cómo actuar o cómo hacer frente a los acontecimientos que se nos presentan y ocurre que nos “refugiamos”, totalmente convencidos, en: “necesito tiempo...”.

Si pensamos en ello, podremos vislumbrar aún en la distancia, que el tiempo es un regalo porque nos da la posibilidad de crecer en sabiduría... también de tomarte las cosas con calma o no, de conocer con más intensidad lo que hacemos, quiénes somos y con quién tratamos. Todo ello es una gran oportunidad aunque el tiempo también pueda, y sabe hacerlo, esconder un secreto, borrar un acto y olvidar un amor... el tiempo puede llegar a enfriar una ilusión o un anhelo.

Seamos nosotros los que marquemos el tiempo y que el miedo no sea el que nos paralice sino que nuestra ansia por llegar allí donde deseemos sea mucho más fuerte. Texto: Hna. Conchi García.
Volver arriba