El Señor construye su casa

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Todo ser humano desea construir o tener una casa donde pueda vivir con su familia dignamente. Es un deseo, no por todos alcanzado, porque muchas familias no disponen de un hogar donde alojarse dignamente. La Declaración del Derecho Internacional de 1948, en su artículo 25, declara: El derecho de toda persona a una vivienda digna. Juan XXIII en su encíclica Pacem in Terris, en abril de 1963, también recoge este derecho.

El Señor, también prometió a Salomón, que le iba a construir una casa, pero ésta no era lo que entendemos por casa sino una dinastía que permanecería siempre y cuando sus herederos fueran fieles a la ley de Dios.

En el caso que nos ocupa debemos preguntarnos si las naciones son fieles a tener en cuenta el artículo 25 de la Declaración de los Derechos Humanos. Este derecho, como tantos otros, es pisoteado con frecuencia por los gobernantes que procuran mucho más por sus intereses que por los derechos de la humanidad. Esto sin embargo no nos puede dejarnos de brazos cruzados diciendo que nosotros, gente de a pie, no podemos hacer nada, porque por poco que sea siempre podemos aportar nuestro granito de arena y pedir al Señor que prometió una “casa” para Salomón y su descendencia que cuide de tantos que se encuentran sin techo en la casa común que es nuestro mundo.Texto: Hna. María Nuria Gaza.
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