La cruz significa salvación como gracia
Si nos fijamos la figura de San Pablo se puede ver, en su propia historia, la experiencia personal que ha vivido, su proceso de fe. Pasa de ser un perseguidor a un fiel seguidor de Cristo, el camino hacia Damasco fue su proceso de vida hasta aquel que nos ha amado infinitamente. Hace de Cristo su razón de vida y el motivo de su predicación. El hecho de seguirle no hace que todo sea más sencillo, al contrario, no sólo había de enfrentarse a los no creyentes sino que esos eran a su vez, los que le habían apoyado cuando éste era perseguidor.
El encuentro con Jesús le hace ver que la cruz le lleva a la verdadera vida, descubre que Jesús muere y resucita por todos y por él mismo. De alguna manera, esto quiere decir, que no es algo distante, todo lo contrario, Jesús ama personalmente a cada uno y todos son igual de importantes. Por eso se puede decir que en la cruz, se manifestó el “amor gratuito y misericordioso de Dios”.
Cuando hay un cambio tan radical en la vida de una persona es porque ha experimentado en primera persona el amor, ese amor que es capaz de darle la vuelta a una vida entera. A su vez, San Pablo, en la “nueva vida” experimentaba que la salvación era “gracia”, y lo era porque provenía sin duda de la entrega de Cristo y no de las propias fuerzas, porque como dice el mismo San Pablo “cuando soy débil es cuando soy fuerte”, y esa fortaleza sólo la puede dar el mismo Dios, ya que donde no llega el hombre es donde se hace presente Dios. Sin duda, la cruz puede ser necedad para los que no tienen experiencia de ella o fuerza de Dios para quien confía en Dios. Al morir Cristo por todos también se está reconciliando con el hombre y pone de manifiesto la importancia de la reconciliación como base para vivir intensamente la pasión del amor. Texto: Hna. Conchi García.