La mano de Dios nos sostiene

Pero de igual modo pasa cuando en vez de suplicar una respuesta acomodada a nuestras necesidades, vivimos momentos de euforia y el olvido se apodera y se convierte en protagonista… a pesar de ello, Dios sigue ahí, Dios está cerca, y tan sólo hemos de querer, no tenemos más que desear que se produzca un encuentro entre Dios y tú.
Ni dolor, tristeza, agobio… ni tan siquiera la alegría, la expresividad o la fiesta hacen que la presencia del Dios Amor cambie de rumbo; por ello la confianza en Él, porque nos ama tanto que jamás nos dejará, es más, nos busca con insistencia para darnos lo que tanto anhelamos.
Dice Teilhard de Chardin que "Dios con una mano nos sostiene y con otra nos acaricia y que cuando no sentimos la caricia… es porque nos está sosteniendo con las dos manos”. Son unas palabras preciosas que me hacen orar y encontrarme con Dios; no sólo me sostiene y mantiene en sus manos para “guardarme” sino que a la vez, su caricia es la que me ayuda a tener una mirada distinta en cada acción que realizo.
Que la ternura de Dios llegue a cada uno de nosotros, que abramos verdaderamente el corazón al Dios Amor y nos dejemos impregnar de todo lo bueno y bello que sólo proviene de Él. Texto: Hna. Conchi García.