Los sordos oirán

Las distintas lecturas bíblicas de este tiempo de adviento nos traen muchas veces textos del profeta Isaías. Una de estas profecías nos dice que con la llegada del Mesías los sordos oirán y los ciegos pasaran de las tinieblas a la luz.

Hoy andaba pensando en cuanto nos dice la Palabra de Dios para preparar la llegada del Mesías, y me decía a mi misma cuanta sordera y cuanta ceguera tengo, cuantos ciegos y sordos encuentro a mi lado, cuanta gente que andará estos días sin darse cuenta de que el Señor nos visita y nos salva.

Y es que en ciertos momentos hasta puede parecer cómodo ser sordo o ciego, sin oír ni la voz, ni querer reconocer los gestos, que me lanzan los que tengo cerca; puedo centrarme en mi mismo, ver otra vez el mundo desde mi simple lugar y atreverme a afirmar que ya llegará el tiempo de la salvación.

Pero cuando el Señor me abre los oídos para escucharle y los ojos para ver con su luz a todo cuanto Él mismo pone a mi lado, de verdad que la vida parece nueva. Nueva porque descubro la ilusión de los otros, nueva porque puedo captar sus esperanzas y necesidades, nueva porque puedo ayudar a quien busca, para dar la mano a quien pide apoyo, nueva en fin, porque sin ponerme a mi misma como medida puedo gozar con cuanto los demás ven, puedo vivir contenta cuanto entre todos reconocemos al Mesías que llega como aquél Sol que nos visita de lo alto y podemos celebrar con alegría verdadera la Navidad. Texto: Hna. Carmen Solé.
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