"La gente puso mucha fe en ella, y no ha estado a la altura", denuncia Marie Collins La renovación de la Comisión Pontificia para la Protección de Menores, clave de la cumbre anti-pederastia del Papa
(Cameron Doody).- La "responsabilidad, rendición de cuentas y transparencia" en cuanto a los abusos de menores que el Vaticano busca promover en la cumbre anti-pederastia convocada para febrero próximo no llegará a nada si no se reforma la Comisión Pontificia para la Protección de los Menores, han advertido las ex-integrantes de dicha Comisión Krysten Winter-Green, Catherine Bonnet y Marie Collins.
"Necesitamos claridad ahora en cuanto a la Comisión, su propósito, sus poderes, su futuro, y acerca de hacia dónde va exactamente y qué podemos esperar de ella", denuncia Collins en una entrevista exclusiva con el National Catholic Reporter. "La gente puso mucha fe en ella, y no ha estado a la altura... Debería haber algún análisis del por qué", continúa la irlandesa, quien dimitió de la Comisión el año pasado tras fricciones con algunos miembros de la Curia resistentes a un mayor compromiso con la protección de los niños.
Pero no es que Collins no tenga sus teorías acerca de la razón por la que la Comisión ha defraudado expectativas. "En un primer momento... se nos dijo que fue fundada para recomendar políticas para el cambio estructural, [pero] ahora se ha convertido en un organismo cuasi-educacional", explica. En otras palabras, un "grupo paralelo" al Centro de la Protección del Menor (CCP) de la Universidad Gregoriana de Roma, "haciendo mucho del mismo trabajo". La Comisión anti-pederastia ahora "se ve como un organismo que debe promover la formación en la Iglesia sobre la pederastia... Ya tenemos eso en el CCP, y no necesitamos que otro organismo lo haga", denuncia Collins.

Winter-Green, Bonnet y Collins (NCR)
El diagnóstico de una duplicación de responsabilidades es una que comparte Winter-Green, quien sirvió en la Comisión tres años hasta que el Papa decidió no contar con ella en la nueva fase de la vida del organismo que inauguró el pasado febrero. Esta neozelandesa ahora residente en los Estados Unidos cita como prueba de que el enfoque ha pasado del cambio de políticas a la concientización unas palabras recientes del cardenal Seán O'Malley, presidente de la Comisión, quien dijo que ésta se centra ahora en "hacer recomendaciones sobre las mejores prácticas para la Iglesia universal para programas de educación y prevención". Y eso a diferencia de los estatutos oficiales aprobados por el Vaticano que afirman que la Comisión está para "proponer iniciativas al Pontífice Romano" para la protección de menores.
Pero el enfoque educacional y no político es solo uno de los problemas que aflige a la Comisión. También está el problema de la selección de sus miembros, que Winter-Green tacha de un proceso "empañado por un marco ético dudoso, principalmente político por naturaleza y envuelto en el secretismo". O también el problema de que el Vaticano nunca puso en práctica dos recomendaciones claves del primer mandato de la Comisión, como recuerda Catherine Bonnet: las de un fin al "secreto pontificio" en casos de abusos y de un fin a los plazos de prescripción en las normas vaticanas.
Es por todo eso que Francis Sullivan, experto australiano en la temática de la pederastia en la Iglesia que también ha consultado el Reporter, reclama que "la primera cosa" que los presidentes de las conferencias episcopales presentes en la cumbre de febrero deben hacer es "poner en práctica una Comisión verdaderamente independiente". Encabezada, además, por un laico, aconseja este responsable de la respuesta de la Iglesia australiana a la Real Comisión anti-pederastia de 2013-2017: "alguien cuya carrera no depende del rendimiento [de una Comisión] en la Curia".
"El Papa debe, el primer día, poner encima de la mesa su plan de acción y [los obispos] deben debatir eso", advierte Sullivan, quien añade que "solo tienes allí a a gente durante tres días" en la cumbre, con lo que "no puede verse como teatrito". Es una observación que comparte también Collins, quien aclara que "la cumbre tiene que producir algo concreto a su fin". "Ya se ha pasado el tiempo de tener discusiones y hablar de planes futuros", apunta Collins.
Francisco anunció que la Iglesia llevará ante la Justicia a "cualquiera" que haya cometido abusos https://t.co/BQtmG6aFavpic.twitter.com/e9j7fTrW4F
— Religión Digital (@ReligionDigit) 21 de diciembre de 2018