Francisco tilda de "criminales" a las empresas armamentísticas y reza por su conversión "Que Dios convierta a los que provocan la guerra, a los que fabrican y venden armas, y les haga constructores de la paz"

(José M. Vidal/J Bastante, enviado especial a Tierra Santa).- Francisco llega al Jordan en una especie de coche de golf, acompañado en todo momento del Rey Abdalá y la Reina Rania. El sol empieza a esconderse, pero todavía luce. Al volante, el propio Rey.

El Papa llega junto al agua, se agacha, coge agua y se santigua en signo de respeto. Y le dejan solo, rezando en profundo recogimiento, de pie, ante las aguas del Jordán. Y su imagen se refleja en las aguas.

Concluye su oración y regresa la carrito de golf, conducido por el propio Rey, acompañado de las autoridades jordanas y recorre la orilla del Jordán.

Y se dirige a la iglesia de Betania, cuya primera piedra bendijo Benedicto XVI en 2009 y todavía está sin terminar.

A las puertas de la iglesia, los Reyes se despiden del Papa, que se dirige al templo, para reunirse con jóvenes refugiados y discapacitados.

Este fue el escrito que dejó el Papa en el libro de visitas:

"Desnuda el alma y los pies
se acercaban al Bautismo
doce tribus de Israel"

"Pido a Dios omnipotente y misericordioso que nos enseñe a todos a caminar en su Presencia con el alma y los pies desnudos, y el corazón abierto a la misericordia divina y al amor a los hermanos.

Que Dios sea bueno con todos y reinará la paz

Gracias por ofrecer a la Humanidad este lugar tan especial"

Centenares de personas esperaban al Papa gritando "Viva el Papa". En un discurso vibrante, Francisco recordó a los refugiados que "habéis tenido que dejar vuestra casa y vuestra patria, y habéis encontrado refugio en la hospitalaria tierra de Jordania".

"Este lugar nos recuerda el Bautismo de Jesús. En él, muestra su humildad y la condivisón de la condición humana. Se abaja hasta nosotros, y con su amor restitutye la dignidad y nos da la Salvación"

"Recordad siempre la humildad de Jesús, que se ocupa de las heridas humanas para sanarlas".

"Estemos tocados por el drama y las heridas de nuestro tiempo, en modo especial por las provocadas en el conflicto en Medio Oriente".

"Pienso en primer lugar en la amada Siria, lacerada por una lucha fratricida que dura más de tres años, con numerosas víctimas, millones de personas se hacen prófugas y abandonan su hogar. Todos queremos la paz"

"El odio y el dinero en las fábricas, en la venta de armas
Esto nos debe hacer pensar: ¿Qué derecho tienen a armar a los que están en guerra para continuar en guerra?"


"En nuestro corazón tengamos una palabra para esta pobre gente: criminales. Para que se conviertan"

"Agradezco a las autoridades y el pueblo jordano por la acogida de un número de refugiados de Siria e Irak, y mi agradecimiento a la labor de asistencia y solidaridad con los refugiados"

"Pienso en las instituciones de la Iglesia, como Cáritas Jordania y otras, que asisten sin distinción de fe religiosa, pertenencia étnica o religiosa manifestan el amor de Jesús, que es misericordioso"

"Que Dios os bendiga a todos y vuestro esfuerzo y alivie el sufrmiento causado por la guerra"

"A la comunidad internacional: que no deje sola a Jordania y haga frente a la emergencia humanitaria de los prófugos, y contínue e incremente las acciones de ayuda"

"Renuevo mi llamado a la paz en Siria, que cese la violencia y se respete el derecho humanitario, garantizando la asistencia al pueblo sufriente"

"Que se abandone la pretensión de las armas y se retorne a la vía de la negociación"

"La solución sólo puede venir del diálogo y la moderación, de la compasión por el que sufre, por las soluciones políticas y el sentido de responsabilidad"

"A vosotros, jóvenes, uníos a mi oración por la paz. Tened coraje para colaborar, con vuestro empeño a la construcción de una sociedad respetuosa con los débiles, los ancianos, los abandonados..."

"En la dificultad de la vida, sois signo de esperanza"

Gracias por vuestra calurosa, alegre y numerosa presencia. Gracias

"Renuevo el auspicio: que prevalezca la moderación, y que Siria retome la vía de la paz"

"Que Dios convierta a los violentos, a los que provocan la guerra, a los que fabrican y venden las armas, y les haga constructores de la paz"

Este es el discurso del Papa a los refugiados:

Estimadas Autoridades, Excelencias,
Queridos hermanos y hermanas:
En mi peregrinación, he tenido mucho interés en encontrarme con ustedes que, a causa de sangrientos conflictos, han tenido que abandonar sus casas y su Patria y han encontrado refugio en la acogedora tierra de Jordania; y al mismo tiempo, con ustedes, queridos jóvenes, que experimentan el peso de alguna limitación física.
El lugar en que nos encontramos nos recuerda el bautismo de Jesús. Viniendo aquí, al Jordán, para ser bautizado por Juan, se mostró humilde, compartiendo la condición humana: se rebajó haciéndose igual a nosotros y con su amor nos restituyó la dignidad y nos dio la salvación. Nos sorprende siempre esta humildad de Cristo, cómo se abaja ante las heridas humanas para curarlas. Y, por nuestra parte, nos sentimos profundamente afectados por los dramas y las heridas de nuestro tiempo, especialmente por las que son fruto de los conflictos todavía abiertos en Oriente Medio. Pienso, en primer lugar, en Siria, lacerada por una lucha fratricida que dura ya tres años y que ha cosechado innumerables víctimas, obligando a millones de personas a convertirse en refugiados y a exilarse en otros países.
Agradezco a las Autoridades y al pueblo jordano la generosa acogida de un número elevadísimo de refugiados provenientes de Siria y de Iraq, y extiendo mi agradecimiento a todos aquellos que les prestan asistencia y solidaridad. Pienso también en la obra de caridad que desarrollan instituciones de la Iglesia como Caritas Jordania y otras que, asistiendo a los necesitados sin distinción de credo religioso, pertenencia étnica o ideológica, manifiestan el esplendor del rostro caritativo de Jesús misericordioso. Que Dios omnipotente y clemente los bendiga a todos ustedes y todos sus esfuerzos por aliviar los sufrimientos causados por la guerra.
Me dirijo a la comunidad internacional para que no deje sola a Jordania ante la emergencia humanitaria que se ha creado con la llegada de un número tan elevado de refugiados, sino que continúe e incremente su apoyo y ayuda. Y renuevo mi vehemente llamamiento a la paz en Siria. Que cese la violencia y se respete el derecho humanitario, garantizando la necesaria asistencia a la población que sufre. Que nadie se empeñe en que las armas solucionen los problemas y todos vuelvan a la senda de las negociaciones. La solución, de hecho, sólo puede venir del diálogo y de la moderación, de la compasión por quien sufre, de la búsqueda de una solución política y del sentido de la responsabilidad hacia los hermanos.
A ustedes jóvenes, les pido que se unan a mi oración por la paz. Pueden hacerlo ofreciendo a Dios sus afanes cotidianos, y así su oración será particularmente valiosa y eficaz. Les animo a colaborar, con su esfuerzo y sensibilidad, en la construcción de una sociedad respetuosa de los más débiles, de los enfermos, de los niños, de los ancianos. A pesar de las dificultades de la vida, sean signo de esperanza. Ustedes están en el corazón de Dios y en mis oraciones, y les agradezco su calurosa y numerosa presencia.
Al final de este encuentro, renuevo mi deseo de que prevalezca la razón y la moderación y, con la ayuda de la comunidad internacional, Siria reencuentre el camino de la paz. Dios convierta a los violentos y a aquellos que tienen proyectos de guerra, y fortalezca los corazones y las mentes de los agentes de paz y los recompense con sus bendiciones.

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