'Una carne': La Nota doctrinal del Dicasterio para la Doctrina de la Fe sobre los enlaces Cardenal Fernández: "El matrimonio no es negación de la libertad, sino plenitud"
Fue presentado, este martes 25 de noviembre en la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el documento que reafirma el valor de la monogamia como "unión exclusiva y pertenencia recíproca"
El cardenal prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe: la defensa del matrimonio es intrínseca a la de la dignidad de la mujer. La profesora De Simone: "La pertenencia recíproca" no puede prescindir de la libertad, de la "no pertenencia"
| Edoardo Giribaldi
(Vatican News).- "Nosotros dos", "yo-tú". Dinámicas complementarias de un amor "totalizador" que no cercena la libertad, sino que la lleva a su completa floración, erigiéndose como soporte de la dignidad de la mujer, que nunca debe ser negada ni deshonrada "ni siquiera por el deseo de la procreación". Un "elogio de la monogamia" que es "canto" de la unión matrimonial, "exclusiva, pero en absoluto excluyente", en la que "la pertenencia recíproca" implica la "no pertenencia", la plena libertad del otro.
Estos son algunos de los temas abordados esta mañana, martes 25 de noviembre, en la conferencia de prensa de presentación de la Nota doctrinal del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, “Una caro”, sobre el valor del matrimonio "como unión exclusiva y pertenencia recíproca”.
El documento fue presentado en la Sala de Prensa de la Santa Sede por dos ponentes: el cardenal Víctor Manuel Fernández, prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe; y la profesora Giuseppina De Simone, docente en la Pontificia Facultad Teológica de Italia Meridional - Sección San Luigi.
"Nosotros dos". De la forma en que una pareja unida en matrimonio se refiere a sí misma surge "ese fuerte sentimiento de reciprocidad que une a los esposos, es decir, esa alianza entre los dos que comparten la vida en su totalidad". Así lo afirmó el cardenal Fernández, quien, al presentar la Nota doctrinal, subrayó que el documento no se detiene en los crecientes "retos de la poligamia", sino que profundiza en la propiedad esencial de la unidad, consagrada en el Código de Derecho Canónico. El vínculo matrimonial nunca es estático, sino dinámico en sus "diferentes expresiones". A este respecto, el cardenal argentino ha especificado que varios obispos africanos también han solicitado al Dicasterio documentación sobre el valor de la monogamia.
Amor totalizador para "elegirse repetidamente"
El primer aspecto en el que se detuvo el prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe fue el carácter "totalizante" de la unión matrimonial. La expresión bíblica "una sola carne" (una caro) no limita la libertad personal, sino que la lleva a su plenitud. De ahí procede la idea de que dicha unión solo puede darse entre dos personas, "de lo contrario no se compartiría todo, sino solo una parte".
A continuación, se pasó al análisis realizado por teólogos, pontífices y poetas sobre el matrimonio. Dietrich von Hildebrand, por ejemplo, distinguía dos formas complementarias de unión: la del "nosotros", en la que "el otro está conmigo", motivada "por las cosas comunes que nos unen"; y la del "yo-tú", en la que los dos cónyuges se entregan mutuamente de tal manera que "la otra persona actúa íntegramente como sujeto, nunca como mero objeto".
"Volver a elegirse una y otra vez" era, en cambio, un matiz del matrimonio subrayado por el papa Francisco en la exhortación apostólica Amoris laetitia. Es una idea que, según explicó Fernández, se vincula a la caridad conyugal, a ese abandono de uno mismo que Søren Kierkegaard consideraba posible solo asumiendo el riesgo y la imprevisibilidad del amor.
"Es desagradable, escribía el filósofo danés, querer amar con una parte del alma, pero no con toda, reducir el propio amor a un momento y, sin embargo, tomar todo del otro". Un amor totalizante que también encuentra su expresión en la poesía, como en el famoso verso de Eugenio Montale: "He bajado, dándote el brazo, al menos un millón de escaleras".
La dignidad individual dentro de la pareja
El segundo punto abordado por el prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe se refirió a la "dignidad inalienable" de las dos personas unidas en matrimonio. "Mi amado es mío y yo soy suya. Yo soy de mi amado y mi amado es mío", reza el Cantar de los Cantares, recordando que los cónyuges "constituyen una pareja, pero son iguales en su dignidad radical". Defender la monogamia significa también proteger la dignidad de la mujer, como ya enseñaba el papa León XIII, para quien este valor no puede ser negado ni deshonrado, ni siquiera con vistas a la procreación.
"La unidad del matrimonio se convierte en una elección libre de la mujer, que tiene derecho a exigir una reciprocidad exclusiva". Esto no puede suceder, observó el cardenal Fernández, "si la otra persona se convierte únicamente en un objeto utilizado para satisfacer los propios deseos". El riesgo, expuesto con mayor urgencia aún en el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, recordado por el cardenal, es el de alimentar "enfermedades de una posesión indebida del otro": manipulaciones, celos, vejaciones, infidelidades.
La unión matrimonial no puede convertirse en un desahogo destinado a compensar las propias frustraciones, transformándose en el "dominio del otro". De hecho, de las formas de "deseo malsano" pueden surgir violencias explícitas o sutiles, opresión, presiones psicológicas, control y asfixia, a menudo acompañadas de infidelidad. Existe, concluyó el cardenal, una dimensión personal que "trasciende todas las demás" y que solo Dios puede acceder a ella. Una verdad que el poeta indio Rabindranath Tagore expresó así: "Este corazón está tan cerca de ti como tu propia vida, pero no puedes conocerlo por completo".
La pertenencia recíproca implica libertad
Luego, intervino la profesora De Simone, que se detuvo en el título del texto, en particular en la elección de la palabra "elogio" en relación con la monogamia. "Cantar con júbilo", como escribía san Agustín, es decir, "comprender y no saber explicar con palabras lo que se canta con el corazón". Una nota doctrinal que no se pierde en "dimensiones conceptuales", sino que lee la vida en su "dirección de sentido". Para "los dedicados a la vida", sintetizó la profesora. Un texto, añadió, que "canta" la belleza de un amor "exclusivo, pero nada excluyente", y una visión "escrita en muchas historias ordinarias, de gente común".
"Ten el valor de tu humanidad. Ten el valor de amar, hasta el fondo", es el concepto fundamental que la profesora De Simone ha identificado entre las líneas de la Nota. "El amor verdadero reconoce la dimensión sagrada del otro, exige un cuidado delicado de su libertad", continuó la profesora, en la línea de lo afirmado por el cardenal Fernández, exhortando a la confianza mutua entre los cónyuges: "la pertenencia recíproca" no puede prescindir, de hecho, de la "no pertenencia".
En respuesta a las preguntas de los periodistas presentes, el cardenal precisó que el texto estaba listo desde hacía meses, pero que su publicación se había pospuesto en vista de la primera exhortación apostólica del Papa León XIV, Dilexi te.
Además, la Nota no aborda el tema del uso deanticonceptivos. Volviendo a la cuestión de la poligamia y su difusión en el continente africano, el cardenal citó el caso de Guinea Ecuatorial, donde en "pequeñas aldeas" esta práctica sigue estando muy extendida. Afirmó que algunos presbíteros, en su intento de formar comunidades con fieles que viven un matrimonio monógamo, se encuentran a menudo aislados: "Son situaciones difíciles", admitió. En efecto, se trata de un proceso que debe llevarse a cabo "gradualmente", según reconocen los propios obispos locales, debido también a prácticas que en el pasado llevaron a hombres con varias esposas a tomar decisiones "muy violentas", quedándose "con una sola mujer" y "expulsando" a las demás "al desierto", dejándolas morir "de hambre y de calor".
La Nota, concluyó el cardenal, hace una clara referencia al matrimonio, pero los valores asociados a él se extienden también a otras formas de unión, incluyendo por tanto también a los célibes y a los sacerdotes.