La mujer que canta no tiene orejas, ni nariz, ni labios... La perfecta alegría (lecciones de humanidad)

(Alberto Eisman).-Recuerdo siempre con cariño el pasaje de las Florecillas de S. Francisco en el cual el santo de Asís desafía al Hermano León para que defina lo que es la perfecta y más profunda alegría. En esa historia, el hermano le expuso al santo diferentes escenarios que intentaban definir lo que teóricamente sería ese estado ideal de perfecta alegría. Los que conocen la historia se acordarán de su chocante final, a los que no la conozcan prefiero no hacerles una versión recalentada y les invito encarecidamente a que le pregunten al omnisciente Google y la lean por internet. Pues bien, en este post quería compartir con los lectores del blog uno de esos momentos privilegiados de iluminación espiritual que me dan a entender dónde se esconde de verdad la perfecta alegría.

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