Adviento de María. Sus nueve meses de embarazo.

Esta fotografía la tomé hace unos días en "ON ICE Madrid ", gigantesco belén de nieve y hielo. Representa a María en borriquillo, que acaricia amorosamente su vientre, Templo, Nido, Custodia de Dios Amor...
Si celebramos el 25 de diciembre el alumbramiento de María, echando con los dedos las cuentas de la vieja, nos topamos con que, nueve exactos meses antes, el 25 de marzo, festeja la liturgia la preñez de la doncella nazaretana. Nueve exactos meses de callada luz, de ternura creciente... Rebuscando por mi biblioteca, me doy de corazón con el poemario "Apócrifo de María" (Sígueme 1990), de José Luis Martín Descalzo , que destina una sección a cantar los "NUEVE MESES" de la Madre. Seleccionaré once de las treinta cancioncillas escritas por el toledano desde dentro del corazón de la futura mamá:
NUEVE MESES
Nadie notó en Nazaret
lo que estaba sucediendo:
que teníamos dos cielos,
uno arriba, otro creciendo.
Si estaba hecho de carne
¿era carne de cristal?
Y yo pisaba con miedo,
no se me fuera a quebrar.
Cuando yo respiraba
respiraba Él;
cuando yo bebía,
bebía también
el autor del aire,
del agua y la sed.
¡Qué envidia me tuvo el cielo
durante los nueve meses!
Él albergó al Dios eterno.
Yo tenía al Dios creciente.
Las jugarretas de Dios
no hay nadie que las iguale:
Él es mi padre y mi hijo,
yo soy su hija y su madre.
Cuando miro en la fuente
el agua clara,
pienso que son tus ojos
que se adelantan.
Las mujeres con envidia
contemplan mi gravidez
y no saben que soy madre
más que de carne, de fe.
Cada noche miro al cielo
y recuento las estrellas.
Falta una y yo lo sé.
¡Pero qué ganas de verla!
Cuando llevo hasta mi boca
el tierno pan recién hecho,
me parece que comulgo
la carne que llevo dentro.
Cuando escucho cómo salta
de gozo dentro de mí,
pienso: ¿En un mundo tan triste
le dejarán ser feliz?
¡Con qué delicadeza, con qué devoción sugiere Martín Descalzo el misterio de la fe, niebla y deslumbramiento, desamparo y comunión! (¿Y de dónde le habrá llegado a pluma de varón tanta sapiencia del oficio femenino de engendrar vida?) Así escribió el poema X:
¡Qué fácil le fue todo
al buen Gabriel!
Vino, dio su mensaje
y se fue.
Se fue sin aclararme
nada de nada,
y dejó mil preguntas
en mis entrañas.
¿Y quién me las responde
si miro al cielo?
¿Este Dios sordomudo
que llevo dentro?
¡Qué fácil le fue todo
al buen Gabriel!
Dijo que es Dios y es hombre,
dijo que es hijo y rey...,
"y en lo demás, Señora,
use la fe".
Y si sentís curiosidad por escuchar la voz interior del borriquito camino de Belén, en versos de Joaquín Antonio Peñalosa, pulsad aquí.