Memoria histórica: mi padre en la cárcel (4)

ETERNA NOVIA

Este rostro de mujer, dibujado por el poeta, representa a Casilda, su esposa, y estaba colgado de la pared de la celda. Necesitaba tenerla cerca, al menos en efigie. Sólo así tendría sentido aquel espanto. (Un secreto: detrás de esta imagen, en el reverso del papel, hay otro dibujo: una mujer desnuda. La fantasía amorosa habría de excitar al amante, al menos en su imaginación, hacia la unión completa de dos cuerpos jóvenes, tan brutalmente negada.)

Mientras estaba Nicolás en cárceles de Madrid, Casilda podía visitarlo reglamentariamente. Al trasladarle a Valencia y suspenderle de sueldo, mi madre se fue a vivir con los dos pequeñines a la ciudad del Turia, consiguiendo una modestísima beca de estudios que alivió de alguna manera la economía familiar. Veamos, como en un documental, algunas escenas de locutorio consignadas en el diario.

Las rejas. 13 de enero de 1938

Dando por acordada la moral común de que no se debía ni besar a la novia, escribe:

Vino Sildina y charlamos con gran facilidad por estar comunicando pocos reclusos. Cuando éramos novios, hablé en un poemilla de la reja del deber que nos impedía el beso:

Cuando estás en la ventana,
nos separa una gran reja,
y así la lucha no existe,
pues nos separa a la fuerza.

Mas cuando los dos hablamos
y nos vemos más de cerca,
otra reja nos separa,
que es nuestra voluntad férrea…

Ahora, la pobre, viéndome encarcelado, me ha recordado el poema, señalando los gruesos barrotes, mientras se humedecían sus ojos. Tengo la seguridad de que, al abandonar la prisión, solloza casi todos los días…


Un piropo.11 de enero de 1938
Sildina y yo vivimo0s un momento de gran emoción. Tuve la debilidad de dirigirla un piropo mientras le enviaba un beso con los dedos. Y los ojos se nos humedecieron a ambos en un silencio prolongado


Y rompió a llorar.20 diciembre de 1937



Y rompió a llorar. Y como le era imposible continuar hablando, se marchó. Tuve que llamarla dos veces a gritos para que volviera y, enjugándose las lágrimas, acudió obediente. ¡Cuánto habrá sufrido para no poder disimular su estado de ánimo! Tuve grandes pesares, pero no pude hacer otra cosa. Ese llanto será el que ha estado conteniendo en mi presencia durante los siete meses que llevamos separados. Hoy ha sido el día más triste de mi cautiverio. Se ha recrudecido en mí, con incontenibles deseos, el ansia de estar a su lado…


Mi eterna novia.14 noviembre de 1937
Mi esposa siempre ha sido mi novia, aún siendo madre. Es decir, al elevarse a madre, se elevó aún más en el noviazgo. ¡Pobrecilla! ¿Recuerdas cuando te decía que tú llorabas mis lágrimas y yo lloraba las tuyas? ¡Cuántas habré llorado con tu corazón desde que me arrancaron de nuestro nido! ¡Cuántas habrás llorado haciendo tuyas las lágrimas que he derramado en mi largo cautiverio! Al contemplarte, todo se me olvida: sólo veo tu rostro que tanto he contemplado en la pared de mi celda


¿Nochebuena o Nochemala?.24 diciembre de 1937
Otra escena durísima. Víspera de Navidad y ni habrá paquetes ni locución:
¿Por qué la vida ha de depararnos situaciones tan inhumanas? Si es para que suframos, ¿por qué se excede en el sufrimiento? No sé cual habrá sido el día más triste de mi existencia, pero creo firmemente que hoy. No puedo más. No sólo nos han privado de recibir paquetes de nuestros familiares, sino las comunicaciones. Han esperado a que llegaran estas fiestas navideñas para destrozarnos.

Sin embargo, hoy vino Sildina a verme. No sé cómo se valdría para conseguir tal excepción. Dialogamos un par de minutos y, al confesarme que no le dejaban pasar un bote de leche y unas cosillas que me traía para que pasara la Nochebuena, se echó a llorar. Se apoyó en la reja, cubriéndose con los brazos. Y, acto seguido, esquivando el rostro, sin despedirse, marchó. Me quedé solo en la reja, aferrado a mi estupefacción y a mi dolor. No me atreví a llamarla. ¿Para qué? ¿Para aumentar su dolor con el llanto que inundaba mi rostro?


Vamos a terminar, alegrando esa cara, con un Villancico saltarín y divertido: Llovida fiesta, de Alfonso Canales. Esta noche soñaremos con ángeles.
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