San Valentín (8). Cinco sonetos de ternura y erotismo

Sensualidad y erotismo están muy unidos. Y no necesariamente han de desembocar en el íntimo abrazo de una relación sexual. Vamos a presentar en el post de hoy, a escasas fechas de san Valentín, cinco magníficos sonetos que celebran el amor de pareja.


"BOCA, EN SAZÓN, PERFECTA, DELEITOSA..."


El primero de ellos está escrito por una mujer colombiana, Laura Victoria, que falleció centenaria en 2004. Su poesía es sensual y de calidad. Como "Tu boca", nuestro primer título, con resonancias bíblicas del Cantar de los Cantares(pulsar). Después de pregonar emocionadamente, con deliciosos sabores vegetales, la erótica excelencia del amado, cierra el soneto con broche de lágrimas por el agrio presente en soledad y ausencia.
Estas estrofas me recuerdan pasajes de otro gran poema, "El beso", cuando, poetisa del corazón, reclama Laura caricias pausadas y trascendentes: "Así... despacio. / Que mi cuerpo todo / para tus labios sea / tibio estremecimiento, / y que tu vida / baje hasta mi vida / bajo la muda encarnación / de un beso."

TU BOCA
Pulpa de fruta que destila un vino
tinto de sombra en el lagar rosado,
dátil maduro, mora del camino,
granado en flor bajo el azul tostado.
Dientes más blancos que la flor de espino
y más menudos que el arroz cuajado.
Nievan en la sonrisa como el lino,
y son puñales de marfil tallado.
Boca, en sazón, perfecta, deleitosa,
que tiene a veces languidez de rosa
y ansia insaciable de recién nacido.
Ya que fuiste la copa de mi canto,
sella hoy mi beso desteñido en llanto
y ayúdame a partir hacia el olvido.


"PÁJARO EN VUELO QUE EN MI MANO ARDÍA..."


Una mujer, hemos leído, sueña con los besos del amado. En "Tu latir cercano" será un hombre, Jacinto López Gorgé, quien nos confiese su adicción al pecho femenino.
Me vais a permitir copiaros unos párrafos del imprescindible ensayo de Leleu "La caricias" sobre la erótica de los senos:"Si el amante vibra de placer, es porque el seno atesora lo necesario para hacerle gozar. La piel posee una suavidad única, una calidad táctil incomparable que transtorna. El conjunto del pecho tiene ese poder "mágico" que caracteriza a todas las zonas erógenas, las cuales no solo captan el placer, sino que lo irradian. ¿Es sencillamente el calor de la vasodilatación? ¿Existe un magnetismo? ¿Radiaciones quizá? La yema de los dedos en contacto con el seno, o incluso cerca de él, es la sede de sensaciones físicas turbadoras."
Leemos seguidanmente: "El júbilo del hombre incrementa el éxtasis de la mujer. Todo placer es contagioso, el que manifiesta la mujer resulta perturbador: los murmullos, los gemidos, las exclamaciones de gozo, los jadeos, los abrazos repentinos, las uñas que se clavan, los movimientos, impresionan al hombre..."

TU LATIR CERCANO
Hoy he sentido tu latir cercano,
la vida que en tu pecho se encendía.
Hoy he tenido toda la armonía
de un dulce seno tuyo en esta mano.
Aún me quema calor tan sobrehumano,
pájaro en vuelo que en mi mano ardía.
Y vigilo mis dedos, noche y día,
dedos que buscan tu dulzura en vano.
Pero me queda tu calor. Y siento
que otra vez tengo aquí tu seno breve,
pequeño como tú, mi fiel pequeña.
Y con cuánto celar escondo al viento
mi mano tibia por la gracia leve
de un latido inmortal que mi alma sueña.


"CON TUS PIERNAS TAN JÓVENES Y ETERNAS..."


De nuevo una mujer, una mujer libre, la cubana Carilda Oliver, canta a su hombre ("Esas piernas..."). Al enfrentarnos a tan insólito poema comprobamos que realmente "Los hombres son de Marte...", y por eso atraen a las mujeres desde su fuerza física, su energía interior... Con cierta sutileza, hasta la fantasía de violación queda expresada con pasión en el estrecho cauce de catorce versos...

ESAS PIERNAS...
Esas piernas que tienes, esas piernas
cuando asombras el patio con tu rudo
ajetreo de pesas y de judo,
y, sin casi notarlo, me consternas.
Esas piernas, antiguas y modernas,
como llamas de vida con su mudo
laberíntico enredo, que saludo
cuando a fuerza de gracia te me internas.
Yo no quiero otra cárcel ni otro escudo
que esas piernas tiránicas y tiernas,
tan viriles y nobles en su nudo.
Me deslumbras, me violas, me gobiernas
y naufragas en mí si vas desnudo
con tus piernas tan jóvenes y eternas.




"VUELCA YA SOBRE MÍ TU ARQUITECTURA..."
Diferentes son las cualidades que descubre el varón en las piernas de la mujer. Las vinculan a la maternidad. Con el poderoso soneto "Ven", Rafael Montesinos actualiza la hazaña de Sansón derribando las columnas del Templo. Una lectura atenta del Cantar podría sugerir la significación del vientre de la mujer como representación del monte del Templo(pulsar).

VEN
Ven, que la voz –ya beso– se me adentre
en ese inconfundible aliento, pura
insinuación, efluvio que me augura
que será fuego todo lo que encuentre.
Ven, que el amor más puro se me centre
en esa ensortijada gracia oscura,
cárcel de luz, recóndita angostura
y capitel airoso de tu vientre.
Oh surco de rubíes que sostienen
las dos altas columnas de tu templo,
que a mí también como a Sansón me tienen.
Vuelca ya sobre mí tu arquitectura,
tu derrumbe de amor, el claro ejemplo
de la más catastrófica hermosura.


"Y OFRECÍA SU CUERPO AL ALFARERO..."


Último poema de amor por hoy: "La fuente perdurable". Es curioso observar cómo el poeta varón se identifica con la mujer e imagina cómo le gustaría ser acariciado, modelado, reconvertido en cántaro, copa, maceta, taza...,"pila bajo la fuente perdurable..." (título del poema). En mística, es frecuente la metáfora del ser humano visualizado como barro que se deja amasar por las Manos del Creador...

LA FUENTE PERDURABLE
Se estremeció al contacto de las manos
y ofrecía su cuerpo al alfarero
que ella siempre anheló: primero
el rostro después el talle luego las rodillas.
¡Oh sí! Mujer de barro que se vuelve
cántaro de aguamiel vasija húmeda
copa de vino para los desmayos
maceta de albahaca taza honda
cáliz de olor jofaina regalada
pila bajo la fuente perdurable;
lamparilla de aceite que alumbrara
noches sin sueño y páginas de un libro
que está por escribir. ¡Oh sí; ser barro!
Barro que ha descubierto a su alfarero.

En el soneto precedente hemos leído cómo José Agustín Goytisolo se centra en el abandono pasivo de una mujer en manos de su alfarero. En el poema "El alfarero", de Neruda, es él quien acaricia, modela, da forma...:
"Todo tu cuerpo tiene / copa o dulzura destinada a mí.
Cuando subo la mano / encuentro en cada sitio una paloma / que me buscaba, como / si te hubieran, amor, hecho de arcilla / para mis propias manos de alfarero.
Tus rodillas, tus senos, / tu cintura / faltan en mí como en el hueco / de una tierra sedienta / de la que desprendieron / una forma, / y juntos / somos completos, como un solo río, / como una sola arena."


