El amor es un templo

El encuentro de estos días con Benedicto XVI es para hablar de la familia. La pareja en el origen de todo: Adán y Eva…, nuestros padres…, la familia que creamos nosotros…
La pareja: hombre y mujer, eternamente seducidos en complementariedad, imagen cercana de Dios Amor. Al diseñar la primera pareja, inventó el Señor el erotismo, de modo que “la bipolaridad hombre/mujer es un símbolo luminoso y transparente de Dios creador” (Ravasi). Desde aquel momento, cuando se encuentran en el amor un hombre y una mujer, Dios se pasea con ellos a la brisa de su ternura (Gen 3,8). Todas las navidades me envía puntualmente Cosme Puerto una felicitación navideña. Como aquella que decía: “¡Alabado seas, Niño de Belén, por nuestra hermana la sexualidad, que nos proporciona ratos de tanto placer y nos hace creadores como Tú! ¡Ay de aquellos por quienes la sexualidad ha perdido su carácter de alegría original!”
Me permito sugeriros para hoy la lectura y audición de un impresionante poema de Gonzalo Rojas: “Cítara mía”. Bendice Dios el amor de la pareja y lo fecunda.
Reivindica también Victoriano Crémer el amor y erotismo como ámbitos de gracia y religiosidad:
El amor es un templo
hecho a la medida del corazón.
Aquí, a tu lado, siento
el fervor de las cúpulas, el aire
blasonado, el pálpito tranquilo
de la piedra.
Catedral florecida de mis sueños…