De la blanca tiza al ratón de colores

Dicen que a los tontos les gusta jugar con las tizas. De profesor, a mí me gustaba escribir y dibujar en la pizarra. Aunque, lo confieso, más de una vez alguna bomba de papel ensalivado o algún proyectil de yeso blanco me silbaron las orejas. Aquello terminó y ahora mi pizarra verde es la pantalla del ordenador y un travieso ratón va dibujando letras y garabatos que sobrevuelan nuestro planeta hasta los últimos pupitres de la web.

En la tradicional aula, estudiantes observan y son observados, oyen y son escuchados en interactivo diálogo cara a cara, corazón a corazón. En este revolucionario paradigma de comunicación que es internet, se sienta el creativo frente al ordenador construyendo ilusionadamente su pequeño retablo de maravillas… Luego lo sube a la red, como los cómicos montaban en los pueblos el escenario de la farsa. Y se queda temblando, llorando, muriendo, porque no sabe si la audiencia de su pequeña historia es mucha, poca o ninguna.

De verdad, amigos, es terrible la soledad del autor de páginas personales o blogs, cuando siembra generosamente el corazón y sospecha que las semillas se las comen los pájaros, rebotan por el asfalto, o racheados vientos las dispersan. Pero también podría suceder que, gracia del cielo, empollen luminosamente por el caliente nido de almas buenas y sensibles… No sabéis cuánto alegra, cuánto estimula la humilde caricia de una nota en el blog, de un expresivo comentario en el Libro de Visitas…

Te invito a curiosear un poco mi vida de hoy como autor de páginas web, siempre asomado a la ventana del odenador. Publiqué en la revista digital argentina "Tiempo" un sincero artículo que titulé "De la blanca tiza al ratón de colores". Sólo tienes que pulsar aquí. Gracias
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