D. Victor Garaygordobil, obispo emérito de Los Ríos – hoy Diócesis de Babahoyo (Ecuador) recibe el premio “Iglesia y Servicio”
Como estaba previsto la fiesta por los 100 años de D. Bittor en Urkiola resultó apoteósica. El santuario abarrotado, D. Víctor emocionado, y los reconocimientos encadenados.
La Conferencia Episcopal Ecuatoriana (CEE), considerando la trayectoria pastoral y los méritos de monseñor Garaigordóbil, al cumplir 100 años de edad, le concedió la condecoración “IGLESIA Y SERVICIO” en el grado de Gran Cruz, como justo reconocimiento a su trabajo y entrega pastoral en Ecuador.
Pero no se quedó ahí el reconocimiento a este hombre en ese país: La Asamblea Nacional del Ecuador, considerando que la trayectoria de monseñor Víctor Garaigordóbil se ha caracterizado por una profunda vocación de servicio y amor al prójimo, asistiendo a los sectores más vulnerables de la provincia de Los Ríos, respondiendo desde su fe a la recuperación de los esenciales valores humanos, le otorgó, en señal de gratitud, al celebrar el centenario de su natalicio, la condecoración “DR. VICENTE ROCAFUERTE”, al mérito social.
Asimismo, en Ecuador, en la iglesia catedral de Babahoyo estaba programada una Misa de Acción de Gracias, para el mismo sábado 17 de octubre a las 19h00.
El domingo 18 de octubre, Día Mundial de Las Misiones, en todas las parroquias de la Diócesis de Babahoyo se hará especial recuerdo de esta celebración llenas de profunda gratitud, por el cumpleaños de quien fue su primer pastor.
A los actos ha asistido una delegación conformada por monseñor Fausto Trávez Trávez, OFM, Arzobispo de Quito, Primado del Ecuador y Presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana; y, monseñor Marcos Pérez Caicedo, Obispo de Babahoyo y Vicepresidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, también acudieron otros obispos de aquel país.
Frente a tanto reconocimiento por parte del país latinoamericano, las diócesis vascas se volcaron acompañando a esta leyenda misionera. Quizá se echó en falta una representación institucional, si bien es cierto que el Lehendakari Urkullu hizo llegar un mensaje de felicitación a D. Víctor y un pequeño detalle.
Detalles fueron lo que no faltaron en la celebración, desde el aurresku de honor hasta los cientos de presentes llegados a Urkiola.
Non solum sed etiam.
Los homenajes en vida. Esa frase siempre la he oído y me ha parecido muy acertada. Me alegro mucho de que D. Víctor esté disfrutando en vida del reconocimiento que eternamente quedará en la memoria colectiva de la Iglesia en Ecuador y en España, al menos en las Diócesis vascas.
Los homenajes póstumos están bien también, pero mejor si el homenajeado puede disfrutar de la tarta en cuerpo presente.