Los 800 años de la creación de la Orden Dominicana fueron la excusa la pasada noche del 31 de octubre para que las monjas del Convento de Santa Cruz, ubicado en pleno Casco Viejo de la ciudad de Vitoria Gasteiz, abrieran excepcionalmente las puertas de su convento y pusieran el claustro a la vista de cuantos quisieron acompañarlas.
A lo largo del Año Jubilar Dominicano la Orden, presente en esta ciudad desde 1511, ha ido organizando diversos actos culturales y religiosos conmemorativos de esta efeméride. El pasado lunes se clausuraba el programa con una procesión y rezo del rosario que partió desde el Museo de los Faroles, ya que, la Cofradía de la Virgen Blanca se sumaba aportando un juego completo de faroles, más la letanía recientemente incorporada de Mater Misericordiae y la imagen de la Virgen peregrina que procesiona cada 5 de agosto en el Rosario de la Aurora.
El recorrido ofrecía una llamativa estampa por las calles de la Vieja Gasteiz, niños y jóvenes disfrazados para el Halloween se convertían en curiosos espectadores. Este detalle no pasó desapercibido para el obispo, monseñor Elizalde, quien lo sacó a relucir en un momento de su homilía.
Las palabras de D. Juan Carlos tuvieron como base las bienaventuranzas y el carisma predicador de la orden fundada por Santo Domingo de Guzmán. Y recordó que la llamada a predicar el Evangelio es para todo bautizado.
La comunidad de monjas dominicas estuvo arropada por sacerdotes de la orden, clero diocesano y un respetable número de fieles que llenaron la mitad del claustro y que habían sido convocados también por entidades como la Cofradía de la Virgen Blanca, la de Santa María de Estíbaliz, la Cofradía de San Prudencio, la Hospitalidad de Lourdes o la Adoración Nocturna.
El fresco de la noche se fue haciendo presente pero el marco tan singular hacía casi obviar la climatología y centrarse en la celebración. El altar instalado para la ocasión estaba cubierto por un mantel con su pequeña historia: la tela había sido bordada en su momento por indios de una tribu ecuatoriana para ofrecerla como regalo a la Reina de España, Dña. Sofía. El presente no pudo llegar a ser entregado y acabó siendo entregado a una familia de origen sefardí que años más tarde donó al Convento de las Dominicas de Santa Cruz.
Tras la misa el txistu y el tamboril amenizó el ágape que las religiosas ofrecieron a los más de ciento cincuenta asistentes a este acto que en Vitoria ponía broche al Año Jubilar de la Orden de Santo Domingo.
Non solum sed etiam
Los faroles que no pidieron salir por la lluvia el pasado 4 de agosto, lo hicieron tres meses más tarde, para iluminar una noche mágica, la víspera de Todos los Santos, aquellos que hoy brillan con luz propia por haber llegado a ser en este mundo hombres y mujeres de bien. Iconos para una sociedad abierta antes a la belleza que al esperpento, a la esperanza que al miedo, a la vida que a la muerte. Cada vez hay más gente que le da calabazas al Halloween.