¡Te lo pedimos Señor!

La oración de los fieles del ordinario de la Misa es un momento en el que la Asamblea pone sobre el altar las necesidades y preocupaciones más relevantes para la Iglesia y para la sociedad.

Desde hace tiempo “la crisis” es una de las realidades presentes en estas oraciones que por escrito o de forma espontánea se elevan como plegaria a Dios en una oración de petición: “te pedimos Señor por las familias que sufren esta crisis…”, “Te pedimos Señor para que los gobernantes sepan gestionar el final de esta crisis….”, “Ayúdanos Señor a salir de esta crisis…”, estas y otras fórmulas similares son proclamadas por la comunidad cristiana en el deseo de solicitar a Dios una intervención para paliar las necesidades que muchas personas están viviendo hoy en día a causa de una falta de trabajo y la falta de ingresos económicos en las familias.

Desde las instituciones eclesiales se fomenta esta sensibilidad y se invita a hacerla expresa en las celebraciones eucarísticas desde el más puro sentimiento de caridad cristiana y empatía con los más desfavorecidos.


Non solum sed etiam.

¿y si fuese hora de que la Iglesia tome la iniciativa de plantear las cosas de otro modo?

Son muchas las voces que ya hablan no tanto de un tiempo de crisis sino de un tiempo de cambio: cambio de época, cambio ético-moral, cambio de modelo social, …

Por lo tanto la “oración de los fieles” no tendría, quizá, que centrarse tanto en solicitar tablas de salvamento celestiales “contra la crisis”, como en pedir al Señor que nos infunda la fuerza necesaria para asumir un nuevo modelo social y tomar el timón de un nuevo rumbo que permita hacer de este mundo una Tierra más habitable para todos.

Por lo tanto la oración de los fieles tiene que adaptarse a la nueva necesidad de la humanidad y rezar demandas como: “Señor, haznos entender la importancia de un nuevo orden en el reparto de los bienes de la Tierra”, “Padre bueno, ayúdanos a descubrir la riqueza del trabajo repartido y compartido”, “Dios, que desterremos de nuestros diccionarios la usura, la especulación, la avaricia, …” , “Creador del Cielo y de la Tierra, acompáñanos en la instauración de un nuevo orden y una tierra nueva, en donde los hombres vivamos como hermanos.”

Lo que propongo es un cambio de actitud, más positivo, positivista, desterrar la palabra crisis y sustituirla por “nueva humanidad”. Me suena que algún proverbio oriental sugiere que los deseos se cumplen cuando uno vive ya como si fuesen una realidad.

¡Que nuestras asambleas vivan desde un espíritu renovado y renovador!
¡Te lo pedimos Señor!
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