El Cristianismo está en el fondo Merkel, el Papa y Europa
(José Moreno).- Recuerdo como Carlos M. Sánchez, periodista de Vocento, desgranaba la personalidad de Merkel y subrayaba de un modo especialísimo su ser creyente, su vivencia de la fe cristiana y del entorno en el que había crecido como hija de un pastor protestante "estricto" que tuvo que realizar su ministerio de un modo duro en RDA comunista y atea.
Esto hizo que su infancia y juventud la viviera como una pequeña isla dentro de un mar socialista, estando cerca de un seminario, de una residencia para discapacitados atendida por evangélicos y de una granja sencilla en un entorno de agricultura y naturaleza.
Realidades que, sin duda, le han marcado para siempre en su ser y hacer, así como en su pensar. Se afirma que su personalidad ha estado fraguada por una fortaleza lograda en la debilidad y en la dificultad, ante la indiferencia o el desprecio; desde ahí se entiende que, para ella, "el Evangelio entró en ellos como la leche materna", que "la fe le enseñó que ir contracorriente a veces es lo adecuado" y que "hay que ser mejor que los demás para que te permitan estudiar"; además, que "pensar diferente a los demás puede ser correcto y adecuado", que "quería tener poder, antes en las moléculas y ahora en política" e, incluso, se comprende la utilidad de creer: "la fe en Dios me facilita muchas decisiones políticas".
No es extraño, desde esta formación y proceso personal, que al preguntarle lo que se llevaría a una isla responda con seguridad y firmeza que "una Biblia", aunque después lo suavice añadiendo "una vela, un cuchillo y un móvil"... cosas prácticas y terrenas, sí, aunque no más que la Biblia. Y, ahora, yo me pregunto: ¿aceptaríamos nosotros un discurso así de claro y explícito en lo religioso en un Presidente español sin llegar a escandalizarnos?
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