El gran continente de la esperanza Más allá del Papa

(Jesús Bastante, enviado especial a Benin).- Acabó la ceremonia del domingo en el estadio de la Alegría, y Benedicto XVI tomó el papamóvil -por cierto, traído a Benin por un Hércules de las Fuerzas Armadas españolas- de vuelta a la Nunciatura. Por el camino, miles de motos y de hombres y mujeres a pie le saludaban sin cesar. Aplaudían y cantaban, todo aquello que no pudieron hacer en su plenitud en la misa. El Papa, no tan cansado como el día anterior, saludaba a todos. Lo hacía, pese al inmenso calor, con las ventanas bajadas. Pocos segundos después de la marcha del pontífice, todo Cotonou volvía a ser un hervidero de tiendas, ruido y color. La vida sigue.

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