En memoria de Kees Waaijman (1942-2023), pensamiento fecundo Waaijman, el buscador, ha sido buscado por el Señor

Kees Waaijman
Kees Waaijman

"El 02.04.2023, el profesor Kees Waaijman O. Carm., renombrado especialista en espiritualidad y teología bíblica de origen holandés, fallecía en Nimega, Holanda. Los lectores de habla hispana le conocen por la traducción de su opus magnum: Espiritualidad. Formas, fundamentos y métodos, Ediciones Sígueme, Salamanca 2011"

"Desde el principio, si bien como teólogo, la metodología del profesor Waaijman ha sido marcada por un afán interdisciplinar, lo cual le llevó a intentar a colocar la Espiritualidad, desde la tradición cristiana, dentro de la Academia y al lado de las demás disciplinas, pero fuera del tutelaje de la teología"

"Publiqué en 1996 un estudio sobre la relación entre la filosofía y la espiritualidad, desde el prisma de san Juan de la Cruz. Kees se acercó a este investigador novel diciéndole que le pareció que la perspectiva de este último era novedosa. Era como la búsqueda del legendario Vellòn de Oro, le repliqué. Sonriendo, me respondió Kees que siempre se pensó a sí mismo como 'Buscador'"

"Cuando me llegaron noticias fidedignas de que Kees falleció, exclamé por dentro: ¡El buscador ha sido buscado por el Señor!"

El 02.04.2023, el profesor Kees Waaijman O. Carm., renombrado especialista en espiritualidad y teología bíblica de origen holandés, fallecía en Nimega, Holanda donde había desarrollado la mayor parte de su carrera fecunda. Su entierro se celebró el 09.04.2023.

Había nacido el 20.06.1942 en Rijk, en Haarlemmermeer. Los lectores de habla hispana le conocen por la traducción de su opus magnum: Espiritualidad. Formas, fundamentos y métodos, Ediciones Sígueme, Salamanca 2011. Una traducción hecha a partir de la edición inglesa (2002), como ya se había hecho en el caso de las obras del dominico Edward Schillebeeckx. Al parecer, de momento todavía no han hecho mella en el área española los planteamientos de Waaijman. Todavía estamos esperando las consecuencias duraderas de la aparición de esta traducción.

A esta luz, cabe recordar aquí que España había producido también grandes clásicos como Crisógono de Jesús Sacramentado, Antonio Royo Marín, Federico Ruiz Salvador, S. Gamarra, S.G.Arzubialde. Recientemente, autores como Augusto Guerra, Daniel de Pablo Maroto, Jesús Manuel García, J. Rivera, J.M. Iraburo, J. Espeja han empezado a ocupar sus lugares respectivos en la constelación española de teólogos españoles, sin olvidar a otros titanes hispanos tales como Gustavo Gutiérrez y Segundo Galilea, por ejemplo. Pero estos dos no elaboraron una síntesis de espiritualidad como hicieron aquellos. Más bien su proyecto teológico ha impactado a los estudios de la teología espiritual. A tenor de todo ello, no está de más mencionar aquí los esfuerzos titánicos del jesuita Rosanno Friz de Col, quizá el navegante hispano más significativo hoy en día en la novelesca peripecia de la Espiritualidad y la búsqueda incesante de sus coordenadas.

Imposible de resumir y exponer de manera sucinta el alcance de la obra mencionada de Waaijman. Ello nos llevaría demasiado lejos. Baste por ahora decir que Kees intentó cambiar el estudio de Espiritualidad por lo que su obra es una aportación ingente al empeño, mejor dicho, a la aventura quixótica de encontrar el lugar de la Espiritualidad dentro del mundo académico.

Empezó siendo teólogo, un teólogo bíblico. De hecho, era un estudioso de los Salmos. Su tesis doctoral de 1976 versó sobre el pensamiento de Martín Buber. Estas dos corrientes (Biblia y Personalismo Judío) marcó su modo de acercamiento a la Espiritualidad, de tal forma que sus estudios tienen un fuerte arraigo cristiano-judío (sobre todo bíblico) pero desde un prisma personalista. El resultado es una noción de la Espiritualidad como relacionalidad dialogal entre Dios y elHombre.

Desde el principio, si bien como teólogo, la metodología del profesor Waaijman ha sido marcada por un afán interdisciplinar, lo cual le llevó a intentar a colocar la Espiritualidad, desde la tradición cristiana, dentro de la Academia (o conglomerado de todas las disciplinas con carácter científico, es decir, con estatuto epistemológico) y al lado de las demás disciplinas (con dignidad igual pese a su precariedad criteriológica), pero fuera del tutelaje de la teología o el discurso desde la fe forjado históricamente como revelación y codificado como dogma. De pronto, esto supone una espiritualidad fuera del ámbito de lo revelado pero dentro de lo dialogal que para nuestro personaje es la clave para comprender la racionalidad humana, conforme al modelo de Buber y de la escuela personalista.

Espiritualidad e historia

Todo ello, le ha llevado a Waaijman a contextualizar su búsqueda de un lugar epistemológico para la Espiritualidad dentro de la historia puesto que en esta aparecen los intentos humanos y que estos mismos se captan como ‘formas’. De hecho, esta categoría primordial de la ‘forma’ es riquísima por sus implicaciones léxicas a la vez que es un concepto intelectual escurridizo, pues inevitablemente, superando un planteamiento estrictamente platónico, la forma toma muchas formas, empezando con la llamada espiritualidad laical con que abre su gran obra citada arriba.

La multiformidad de la Espiritualidad es el eje de las reflexiones de Waaijman. Sabe muy bien que este eje corre el riesgo de difundir y diluir la esencia de la Espiritualidad en sus manifestaciones, que son formas cambiantes, prácticamente incontables. Pero también tiene el acierto de dejar patente que la Espiritualidad tiene una gama amplísima de aplicación que no es solo eclesial, profesional, ético, personal sino que también institucional, marginal, artesanal.

Verdaderamente se hallan muchos cruces, coincidencias, conflictos en la obra Waaijmaniana. Intenta ‘limar’ todo esto con cuatro metodologías para el estudio de esta multiformidad, a saber, sistemática, fenomenológica, hermenéutica y mistagógica.

Es a raíz de esta última que Waaijman y el que suscribe estas líneas tuvimos nuestro primer acercamiento. Si bien él tiende a reducir la mistagogía a la pastoral o a la dimensión cotidiana o práctica, él confesó haber encontrado en mis planteamientos nuevas vistas que amplían horizontes. Fue a raíz de un ensayo mío publicado en 1999 en Filipinas que yo sigo considerando programático. Entre otras cosas fue un intento de conceptualizar la mistagogía fuera del tutelaje teológico y de la revelación.

Mi ensayo, que desde esta atalaya considero un pecado de juventud, era un ensayo, es decir, un intento de establecer la relación entre mistagogía y filosofía y la posible influencia o consecuencia de la misma en la teología y la espiritualidad. Fue un tanteo para abrir filones, encontrar cruces en un terreno prácticamente virgen. Fue a raíz de dicho artículo publicado en Filipinas, amén de otras colaboraciones en la revista Studies in Spirituality cofundada por Kees en 1990, junto con el llorado amigo Otger Steggink (renombrado historidador de la espiritualidad y la segunda mitad del tándem Efrén de la Madre de Dios-Otger Steggink cuya colaboración fue decisiva en los estudios teresianos), se puso en contacto con este joven estudioso filipino en 1999.

En Studies in Spirituality publiqué en 1996 un estudio sobre la relación entre la filosofía y la espiritualidad, desde el prisma de san Juan de la Cruz, que fue tema de mi tesis doctoral en Salamanca entonces. Pero este artículo no constituyó parte de dicha tesis pero sí el prisma desde el cual fue elaborado constituye el mismo para tesis que, en palabras del presidente del tribunal encargado de evaluar la misma, es un trabajo ‘a caballo entre la filosofía y la teología’. Me hubiera gustado responderle entonces durante la lectura misma que era un intento de elaborar un nuevo concepto de Espiritualidad. Pero me callé, temiendo la posibilidad de que no me concedieran al final el título de Doctor en Filosofía, pues la validez de mi trabajo se ponía en cuestión, dado que en la mente imperante entonces (y hasta ahora), el Doctor Místico es un tema más bien para la teología (citando la tesis muy conocida de Karol Wojtyla en el Angelicum). Pero muchos ignoran que la primera tesis doctoral sobre san Juan de la Cruz en el mundo se defendió en 1924 en la Sorbona. Fue una tesis de filosofía. Su autor un ateo o agnóstico. Su nombre: Jean Baruzi, filósofo francés de la religión renombrado de ascendencia italiana.

Dicho esto, Kees se acercó a este investigador novel diciéndole que le pareció que la perspectiva de este último era novedosa y que junto con él formaba parte del grupo muy reducido de investigadores en el mundo en busca de nuevos fundamentos teóricos para la Espiritualidad como miembro de la Academia. Era como la búsqueda del legendario Vellòn de Oro, le repliqué. O una odisea casi imposible, añadí poco después. Pues bien, esta odisea la ha querido compartir con Asia, pues Kees, que había sido colaborador y director del Titus Brandsma Institute en Nimega, fue instrumental en la fundación del instituto de Espiritualidad para Asia (Institute of Spirituality in Asia o ISA) en 1999, con sede en Quezon City, Filipinas. A la vez que dio ímpetu, sobre todo en lo intelectual, a la que ahora se conoce como la Provincia Carmelitana de San Tito Brandsma de Filipinas.

Sonriendo, me respondió Kees que siempre se pensó a sí mismo como ‘Buscador’. De hecho, cuando se jubiló en 2007 como Catedrático en la Universidad Radboud de Nimega, de la que llegó a ser rector un carmelita holandés como Kees (Tito Brandsma, periodista, gran estudioso de la espiritualidad y mística de los Países Bajos, mártir, místico y ahora santo de la Iglesia Católica), se publicó un homenaje o festschrift, titulado ‘Seeking the Seeker’ o ‘Buscando el Buscador’.

A raíz de su propia autodefinición, Kees me dio el apodo de ‘mistagogo’ por la centralidad de la mistagogía en mis investigaciones. No sé si era un cumplido pero sí para mí sigue siendo un reto, pues soy consciente de que me queda un trabajo ingente por hacer. Así comenzó mi relación con Kees, casi dentro del marco de la fundación de ISA (con la que nunca llegué a vincularme puesto que siempre yo he sido un investigador solitario): Cordial sin llegar a la intimidad; una relación de colegas, de iguales que siempre discutían o dialogaban puesto que la mistagogía, incluso desde la patrística y la liturgia y ampliando su horizonte dentro de la fenomenología e historia de las religiones, sigue siendo un tema escurridizo y, por lo tanto, discutible, discutido, polémico. Ahora que aquel investigador joven está más entrado en años, él sigue buscando pero no sabe aún hasta dónde o cuándo.

La lectura de la obra waaijmaniana es una búsqueda junto con el buscador que siempre se veía envuelto, enredado en las formas incontables. Sus escritos son cuadernos de bitácora que hablan de aventuras que no terminan, que siempre llevan a unos dédalos, trampas. Sin embargo, estos enredos siempre daban que pensar, mejor dicho, siempre dan que buscar aunque podrían multiplicarse ad infinitum las palabras, las ideas sin llegar a ninguna isla en medio de este océano vasto de planteamientos. Y bien me acuerdo de la mucha chatarra de aquellas primeras jornadas de la ISA a las que fui invitado. Growing pains, dolores de crecimiento, digo yo.

Bitácora

En fin, no hay buscador o mistagogo, que pueda considerarse digno de tal apelación, debería contentarse con lo buscado por el momento por Kees o por otros sino que hay que siempre ir adelante. Deus Semper Maior! En mi opinión, este refrán le viene muy bien no solo a Kees sino a todo buscador, a todo mistagogo, a todo amante de la sabiduría, pues todos nosotros: filósofos, teólogos, escrituristas, críticos, científicos, estudiosos, historiadores… somos, al fin y al cabo, amantes de la sabiduría. Y el océano es el lugar de los naufragios. ¡Solo en el naufragio podemos salvarnos!

Cuando me llegaron noticias fidedignas de que Kees falleció rodeado por miembros de su comunidad religiosa y amigos quienes recitaban el Salmo 23, me vino a la mente esa metáfora o símbolo del buscador. También me acordé del océano, del mar de Filipinas del que Kees me habló una vez con verdadera admiración. No sé si por un sentimiento de naufragio en medio de sus diversos quehaceres. Y exclamé por dentro: ¡El buscador ha sido buscado por el Señor! El lebrel del cielo de Francis Thompson, el Du (Tú) de Buber, lo ha buscado, encontrado y llamado: Tú, Kees para que la relación finalmente llegue a ser un ‘nosotros’ definitivo. También el Amado, buscado por la Esposa en el Cántico Espiritual de san Juan de la Cruz, finalmente reveló su rostro y descubrió que era él que de verdad buscaba desde el principio y tomaba la iniciativa para que se realice eso de las ‘mil gracias derramadas’, incluso en los naufragios cuando las islas o los archipiélagos no están a la vista sino solo la noche oscura que es ‘una dichosa ventura’.

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