María, una española conversa Mi conversión al Islam

(María Butterworth).- Queridos lectores: Mi nombre es María, soy española de nacimiento y me dirijo a ustedes para presentarles la breve historia de mi conversión al Islam, con la que pretendo desenterrar todos los prejuicios que hoy en día, algunos de ellos de forma incorrecta, están presentes en nuestra sociedad.

Desafortunadamente, los medios de comunicación así como también diferentes organizaciones anti-islámicas están ayudando a que, en ciertos países, se desarrolle  un sentimiento de odio y repulsa en relación al Islam, creando dificultades de convivencia, racismo y rechazo en contra de los musulmanes.

Pero, ¿qué sabemos de sobre el  Islam? ¿En qué basamos nuestro odio o miedo?  ¿Conocemos las bases de ésta religión como para  juzgarla? ¿Están los países musulmanes actuando tal y como el Sagrado Corán les enseña?

Sinceramente pido a aquellos que tengan la oportunidad de leer este breve artículo, que aparten sus prejuicios  e intenten entender la transparente verdad sobre el Islam, de mano de una española, que sin ningún tipo de ascendencia musulmana, sin influencia o coacción y tras la realización de una importante y profunda investigación,  dejó el Cristianismo a un lado, para adoptar el Islam como su perfecto medio de vida.

Nací hace 26 años, en un pequeño pueblo manchego dentro del seno de una familia católica. Tras estudiar en un colegio dirigido por monjas,  continué mi formación secundaria en un instituto perteneciente a la  Fundación Católica, ambientes que sin duda,  ejercieron una gran influencia  en mi educación y relación con Dios.

Como parte de la cultura española, mi familia quiso celebrar mi bautizo e introducirme en la religión cristiana, cuando cumplía los cuatro meses de edad y  posteriormente, a los 9 años realicé mi primera comunión. Tras ello continúe  con el sacramento de la confirmación, el cual abandoné a los dieciocho, al no  llegar a encontrar respuesta a mis dudas en diferentes temas espirituales. Cómo cualquier ser humano reflexioné sobre las razones de nuestra existencia e intenté encontrar respuesta a las típicas preguntas, tales como: ¿Cuál es el propósito de nuestra vida? ¿Por qué estamos aquí? ¿Hacia dónde vamos o de dónde venimos? 

A pesar de tener la religión muy presente durante las primeras etapas de mi vida, mi relación con Dios era demasiado débil  y tras sufrir una crisis espiritual, debido a la pérdida de un ser querido, comprobé que el Cristianismo tenía ciertas deficiencias que no  satisfacían mis cuestiones, lo que me llevó a abandonar la espiritualidad y a alejarme totalmente de Dios.

Algún tiempo más tarde, tras experimentar una inexplicable ausencia en el sentido de mi vida, me percaté de que mi existencia no tenía ningún propósito. Mí día a día se basaba en vivir para trabajar, en lugar de trabajar para vivir, encontrándome vacía sin tener un rumbo concreto que seguir o una aspiración que anhelar.  Odiaba continuar en este estado, llegando a la edad madura y comprobar que no había logrado nada de lo que me sintiera orgullosa.

Al término de mi diplomatura de enfermería, sintiendo la necesidad de rellenar ese espacio vacío y buscar un incentivo para el futuro, decidí dar un giro a mi vida, y me trasladé a Londres, donde miles de puertas se abrieron ante mí, mostrándome que había un sinfín de áreas nuevas que explorar y conocimientos por descubrir.

Tras entablar, por casualidad, contacto con otro español converso al Islam y su familia, intenté apartar de mi mente los prejuicios que poseía sobre el Islam y comencé un viaje de reflexión e introspección acerca de Dios y de las diferentes etapas de la religión desde el inicio de la Humanidad.

Como para muchos, a mi entender, Islam tan sólo representaba miedo, sangre y guerra, y  ello estaba particularmente basado  en el desconocimiento y en las negativas nociones que, a veces, muestran los medios de comunicación.

Pero pronto comprendí que esta religión es la última fase de una religión universal, global y común para todas las naciones, sin distinción de razas u origen. Desde el principio de los principios, un Único Dios ha estado presente, el Cuál se ha comunicado con los seres humanos a través del envío de profetas tales como Abraham, Isaac, Jacob o Jesucristo, en diferentes etapas y lugares del mundo. Pero hemos sido nosotros, los humanos, los que hemos puesto nombre y marcado la diferencia entre las doctrinas, llegando en ocasiones a mal interpretar las enseñanzas que los profetas nos traían.

Así se crearon las diferentes religiones en las diversas partes del mundo, como por ejemplo el Hinduismo, Budismo, Sintoísmo, Judaísmo, etc.

En ésta última es en la fe que nació Jesús, quien en realidad se trataba de un profeta más, portando un nuevo mensaje procedente de Dios, que con el tiempo, erróneamente ocasionó la creación de una nueva rama,  denominada Cristianismo, tratándose en realidad, de un capítulo más en la Historia de la  religión.

Llena de errores, mayoritariamente establecidos por los hombres, la Historia de la religión ha fragmentado países y naciones, en base a una religión existente, sin darse cuenta que  las enseñanzas básicas de todas las creencias, son las mismas. Siendo el Islam, el último eslabón en la cadena, y por tanto del mensaje de Dios enviado a la Humanidad.

Cada profeta ha ido anunciando a aquellos que vendrán en el futuro, así como en su momento Jesucristo anunció, tal y como está señalado en el Nuevo Testamento, la venida de un nuevo profeta, el cual trasmitiría a los hombres, un mensaje proveniente directamente Dios.

Solamente un profeta ha venido a la Tierra después de Jesucristo, el cual trajera un mensaje directo de Dios. Y ese Profeta, no era otro que el Profeta Muhammadsaw, nacido en arabia unos 500 años después de la muerte de Jesucristo.

Notable aparición que ayudo a la  confirmación de numerosas  profecías, y quién dejó como legado el mensaje de Dios, en la forma del Sagrado Corán, el cuál fue memorizado por miles de personas antes de la muerte del Profeta Muhammadsaw , lo que impedía modificaciones futuras, y aseguraba que permaneciera inalterable hasta nuestros días.

En mi lectura y estudio del Sagrado Corán, y tras compararlo con las otras escrituras del Cristianismo, Hinduismo o Budismo, comprendí que las enseñanzas son las mismas, pero en el Sagrado Corán, éstas se encuentran más concisas y libres de manipulación humana. El Islam, al igual que la base de las otras religiones establece paz y  amor entre los seres humanos; contiene recomendaciones beneficiosas para la humanidad, promueve la dignidad y los derechos hacia la mujer, fomenta la búsqueda del conocimiento, alienta el perdón, incentiva el cuidado personal y a mantener  una vida sana, promueve la atención a los huérfanos e impulsa a reforzar los lazos de amor con padres, hermanos, parientes, vecinos, etc.

Las bellas enseñanzas del Islam fueron rápidamente acogidas en una fragmentada y corrompida Arabia, donde todo se basaba en las relaciones tribales, haciendo un uso denigrante de las mujeres, con innumerables asesinatos y violaciones. Por primera vez, se le dieron derechos a la mujer, poniéndola en una mejor posición social, y ello unido a otras mejoras en la sociedad,  hizo que el Islam se expandiera rápidamente, llegando a la Península Ibérica en menos de 100 años, tras la muerte del Profeta Muhammadsaw.

El Islam era y es  la verdad de Dios, lo que acercaba al ser humano a su Creador, y le ayudaba a vivir de forma adecuada y correcta en todas las etapas de la vida.

Lamentablemente como todo, la corrupción comenzó a anidar en los corazones de los musulmanes y olvidaron el verdadero mensaje de Dios, llevándolos después de unos siglos de apogeo, a la situación que tenemos ahora, dónde musulmanes se asesinan y matan unos a otros, olvidándose que matar es considerado uno de los más graves pecados ante los ojos de Dios. Incorrectamente se han introducido prácticas que no tienen cabida dentro del Islam, tales como la inmolación, asesinato en nombre de Allah, castigo o pena de muerte por blasfemar o abandono del Islam, lapidación, matrimonios forzados, mutilación sexual, o la marginación y la negación de los derechos a las mujeres, huérfanos y pobres.

Se puede resumir diciendo, que todas las brutalidades que hemos visto y vemos en los medios de Comunicación a diario, perpetradas por musulmanes, en realidad no son enseñanzas del Islam, y quiénes las practican  no deben llamarse musulmanes a sí mismos, ya que contradicen las enseñanzas de los profetas, incluido el mismísimo profeta Muhammadsaw, como creador del Islam.

Esa es la realidad del Islam.

Cada día miles de personas, investigan y leen, dándose cuenta cuál es el verdadero mensaje de Dios.

Debo de añadir, como experiencia personal, que una vez que acepté el  Islam, y comencé a adoptar sus enseñanzas, sorprendentes cambios sucedieron en mi vida, lo que me llevaron sin más remedio a incrementar mi fe y a desarrollar un amor por Dios. Tras comenzar a rezar, infinidad de oraciones  fueron escuchadas y aceptadas, donde Dios me ayudo y guío en innumerables ocasiones, por lo que desarrollé la certeza de que Dios me escucha, estando presente en mi día a día.

Desde mi conversión me ha guiado por los mejores caminos, y me ha ayudado a cambiar y a ser mejor  persona, siendo mi familia y amigos los primeros testigos del cambio.

Todas las verdaderas enseñanzas del Islam son beneficiosas para mí, y han mejorado mi vida en innumerables aspectos, tanto internamente, exteriormente y sobre todo espiritualmente. He llegado a conocer a Dios, un Dios que vive y aún se comunica con los seres humanos, los guía y ayuda a aquellos que verdaderamente confían y creen en Él, tal y como ha hecho conmigo en numerosas ocasiones. Me ha guiado a través sueños, los cuales se han hecho realidad más adelante, cambiando mi presente y posicionando gente ejemplar en mi vida. 



Quiero compartir esta verdad con todos los que leen estás líneas, ya que Dios está ahí, compartiendo Su Poder y Sus Milagros con aquellos que lo buscan.  Y en verdad siento pena por todos aquellos que desafortunadamente están dejando perder la oportunidad de encontrarle y ser destinatario de Sus bendiciones.

Para finalizar este breve artículo, creo oportuno compartir con vosotros una de las acontecimientos que marcaron un antes y un después en mi vida y que considero el principio de lo que sería el inicio de mi unión con Dios.

En una ocasión, cuando me hallaba en un estado en el que mi mente intentaba aceptar las buenas cualidades del Islam, pero mi corazón aún se negaba a creer que éste fuera el camino correcto, una noche ocurrió algo extraño que cambiaría el transcurso de las cosas. Alrededor de las dos de la madrugada, me desperté alarmada en mitad de un sueño que parecía real. Noté que mi corazón latía aceleradamente y mi respiración se encontraba  agitada. En tal sueño, escuché repetidas veces una voz que me decía:

"Coge bolígrafo y papel. Alguien muy importante te va hacer llegar un mensaje el cual tienes que escribir. No puedes perder nada de la información que te va a ser dicha. Toma nota de todo y no pierdas nada".

Al despertarme sobresaltada, movida por la intensidad del sueño, me incorporé en la cama dispuesta a buscar papel y bolígrafo tal y como se me había informado. Inmediatamente me percaté que se trataba de un sueño e intenté volver a dormir. En las semanas siguientes todo comenzó a cambiar y entendí que algo estaba cambiando en mi vida. Nunca había tenido sueños de intensidad similar y ninguno de ellos había tenido tal repercusión en mí vida, considerando que difícilmente recuerdo mis sueños al despertar.

Después de ocurrir este extraño evento, llegué a la conclusión de que un Ser superior estaba guiando y dirigiendo el orden de los acontecimientos de mi vida, y sentí la   necesidad de saber si verdaderamente existía un Creador del Universo. Entonces comencé a rezar, y pedí a Dios que me demostrara Su existencia. Necesitaba pruebas para creer en Él. Para mí no era suficiente la noción de fe que aprendí cuando estudiaba el  Cristianismo, basada en que hay que creer en la existencia Dios sin necesidad de pruebas o argumentos. Y así fue como en las siguientes semanas Dios de manifestó en diferentes formas, a mi alrededor a través de sueños y oraciones.

Sin duda, aquel sueño, como muchos otros que vendrían después, tenían una relación directa con  Dios, Quién estaba respondiendo a mi necesidad de encontrar respuestas; de encontrar la verdad y de encontrar  quién era el Verdadero y Único Dios. 

"Y cuando mis siervos te pregunten por Mí, diles: Estoy cerca. Respondo a la plegaria del que suplica cuando me invoca. Por tanto deben escucharme y creer en Mí, para que puedan seguir el camino recto" (Sagrado Corán 2:187)

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