Homilía para la Epifanía El niño que llevamos dentro
(Ricardo Cabezas, sacerdote).-Al menos sociológicamente, la fiesta que hoy celebramos es la fiesta de la alegría, de la ilusión, de la sorpresa, del regalo...: La fiesta de los niños; la fiesta también del niño que, afortunadamente, todos los adultos, por muchos años que tengamos, aún llevamos dentro de nosotros. ¿Qué, pues, celebramos hoy?
El regalo
Hoy celebramos, quizá ante todo, "LA FIESTA DEL REGALO"
En una sociedad y en una cultura como las nuestras, extremadamente mercantilistas
En las que todo parece tener un precio; en las que parece más importante saber cuánto "cuesta" algo, que saber cuánto "vale"
Celebramos hoy una fiesta provocadora, en la que se pueden conseguir los sueños, sin tener que pagar por ello.
Hoy se nos da el gran regalo de Dios: su propio Hijo, el "aguinaldo del cielo", la Palabra hecha carne.
Fiesta y Alegría
Hoy celebramos "LA FIESTA DE LA ALEGRÍA"
Quizá los más sensatos dirían a los Magos que no merecía la pena hacer un viaje tan largo sólo para "llevarse una alegría" (evangelio).
Que para ello existen caminos más cortos y más fáciles; caminos que no pasan por el cansancio, la zozobra, la inquietud...
Quizá les dirían esos tan sensatos que fuesen a "ver" y a "postrarse" ante otros señores más importantes y serios que un niño pequeño.
La gran alegría es que el Todopoderoso se nos manifiesta ahora en nuestra carne, Dios se ha acostado en un pesebre, es el Dios de la debilidad, el Dios necesitado del hombre.
Fiesta y encuentro
Hoy celebramos "LA FIESTA DEL ENCUENTRO"
- Él "se manifiesta" ("epi-phanía"), sale al encuentro de
* Los buscadores: "Venían de Oriente"
* Los aventureros por los mundos desconocidos: "¿Dónde está?"
* Los que se fían de los pequeños signos: Una estrella, un niño...
- Pero no lo encontraron los de siempre, quienes
* Saben dónde está: "En Belén de Judá, como dice el profeta..."
* Se sobresaltan, pero no se ponen en camino.
- Ninguno de éstos ve la estrella; quizá
* Porque creen no necesitarla
* Porque ninguno de ellos está al aguardo
* Porque ninguno de ellos está a la espera
El Papa nos anima a buscar a Aquél que se deja encontrar a los que lo buscan de corazón: "Dios es luminoso, y se deja encontrar por aquellos que lo buscan con sincero corazón... Para los magos, la luz de Dios se ha hecho camino, como estrella que guía por una senda de descubrimientos. La estrella habla así de la paciencia de Dios con nuestros ojos, que deben habituarse a su esplendor. El hombre religioso está en camino y ha de estar dispuesto a dejarse guiar, a salir de sí, para encontrar al Dios que sorprende siempre" (Papa Francisco: Lumen Fidei, 35).
Buscar en la debilidad
Pero, si Dios está en la historia, si es el Dios luminoso, si está en la vida, ¿por qué no lo encontramos? No lo encontramos porque muchas veces buscamos un Dios que no existe: el que resuelva nuestros problemas, el que se someta a nuestros caprichos; un Dios del que podamos disponer a nuestro antojo. Para encontrar a Dios hay que aprender y recorrer antes el camino de Belén. Este es el reto: encontrar y anunciar a un Dios en debilidad, en pobreza, desnudo en la sencillez de un niño acostado en un pesebre, "porque no había para ellos lugar en el mesón".
Fiesta y estudio
Pero celebramos también una dimensión que hoy, a menudo, se nos escapa "LA FIESTA DE LOS INTELECTUALES"
Es la fiesta de todos aquellos que en aquella y en esta época se dedican al estudio
Y buscan el sentido último de la/su vida
De aquellos que tratan de "dar razón de su esperanza a todo el que se lo solicita" (I Pe. 3, 15)
Son personas que iluminan nuestra realidad y nos ayudan a entenderla
Y, si son cristianos, contribuyen a hacer de nuestra Iglesia "una Iglesia intelectualmente habitable", lo que tantas veces echamos de menos
No es precisamente éste un tema menor, así nos lo decían:
Pablo VI: "La ruptura entre evangelio y cultura es, sin duda alguna, el drama de nuestro tiempo" (EN, 20)
Juan Pablo II: "Una fe que no se hace cultura es una fe no plenamente acogida, no enteramente pensada, no fielmente vivida" (ChL, 59)
Todos los que os dedicáis al estudio y a la investigación, tenéis un importante papel que jugar entre nosotros, en la iglesia, en la universidad y en la sociedad toda: De hecho, muchos de vosotros ya lo estáis jugando y más que bien.
¿No son todos estos datos (regalo, alegría, encuentro, reflexión intelectual) motivos más que suficientes para celebrar una fiesta? Sin duda que sí, al menos si conservamos dentro de nosotros un corazón de niño; estoy seguro de que es así. Vamos, pues, a celebrarlo.