(José Moreno).- La lógica del don no sabemos si es lógica, pero es divina porque es la propia de Dios, así lo celebramos en la Epifanía del Señor. Jesucristo es el regalo y el don por antonomasia que nos sirve para desvelarnos cómo es Dios realmente -"Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre"- y al mismo tiempo nos revela nuestra propia verdad humana en él mismo crucificado y resucitado -"ecce homo" y "no está aquí, ha resucitado-.
La humanidad, necesitada de esta lógica, deambula toda la historia buscando sin saber bien qué, ni dónde. Pero hay una sabiduría que ilumina y que hace que la estrella se pare en lo más sencillo de esa misma historia, y nos hace descubrir el "todo" allí donde creíamos que no había nada. Allí donde está la señal de lo humano en desnudo y a la intemperie, pero transparente y limpio de corazón en su debilidad y sencillez.
La grandeza de Dios se presenta como don en la pobreza del hombre. Ya el regalo ha preñado la historia y es ineludible el camino: "Cristo, siendo rico, se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza". Por eso no podemos no sentirnos reyes, si nos hemos encontrado con él.
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