Desplazando una fecha de Adviento ¿Tiene sentido celebrar la Inmaculada en domingo?

(José Manuel Bernal).- Antes de comenzar a escribir este post quiero manifestar con gozo y respeto mi fe en la concepción inmaculada de María, "libre de toda culpa original, en atención a los méritos de Cristo", tal como declaró el papa Pío IX, en la Bula Ineffabilis Deus, en diciembre del 1854.

Debo manifestar, en cambio, mi extrañeza respecto a la decisión de la Conferencia Episcopal Española de sustituir, con la autorización de la Santa Sede, la celebración del domingo segundo de adviento por la fiesta de la Inmaculada. Recurrir al fervor entusiasta que los fieles manifiestan hacia esta fiesta en España y su condición de fiesta de precepto, como motivos para justificar la solicitud cursada a la S.C. para el Culto Divino, me parece un razonamiento difícil de medir y de escasa entidad.

Pero hay más. A nadie escapa el enorme esfuerzo que los Padres del Concilio Vaticano II hubieron de hacer para recuperar la incuestionable primacía del domingo y para restablecer el ciclo cristológico del año litúrgico en el lugar que le corresponde, por encima del santoral y las fiestas de la Virgen.

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