María en compañía de los pastores

Dios nos habla al corazón por medio de multitud de signos, de otras personas, de las circunstancias que nos envuelven, del dolor y la alegría. A veces es un destello interior, una revelación insólita, inesperada. Y todo se hace diáfano, claro como un día de un cielo azul, límpido. Entonces encontramos lo que tanto tiempo veníamos buscando.
Cuando pretendemos que Dios nos revele sus designios, intentamos que sea en el momento y el lugar que nosotros decidamos. Pero nuestra Madre y Padre-todo-bondad se manifiesta cuando menos lo esperamos. Él nos aguarda, espera a que las circunstancias sean las idóneas, el kairós, el momento propicio, para mostrarnos la senda a seguir, pues «sus caminos no son nuestros caminos».
Dios nos invita a mirar las estrellas de nuestro propio firmamento, para que las sigamos, hasta encontrar en algún lugar oculto su Palabra. Muchas veces lo buscamos en diversas oraciones, en el templo, en lo alto de un monte. Pero Dios se manifiesta normalmente en lo sencillo, en lo cotidiano, en la vida, en el rostro doliente o gozoso del prójimo.
En este relato, son los excluidos, los detestables para la gente religiosa de Israel, quienes reciben el anuncio de Dios. «¿Quiénes somos nosotros, unos pobres y olvidados pastores de cabras, para recibir tan gran revelación de Dios?». Y es que Dios se manifiesta especialmente en los más pequeños: «Yo te alabo Padre, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has manifestado a los sencillos», dirá Jesús.
María acoge confundida la llegada de los pastores, que le dicen que unos ángeles les han anunciado el nacimiento de su Hijo. Desde un principio reconoce en Jesús a alguien que trastoca sus planes, que la invita a dirigirse por caminos insospechados. Caminos nuevos para una nueva humanidad.

Oración
María, tú eres la mujer
del asombro permanente,
de la inquietud, la acogida,
abierta siempre a caminos nuevos.
Ayúdanos a contemplar
la revelación cotidiana de Dios
por medio de los demás
y de las circunstancias de la vida.
Amén.

(María, mujer de fe. Ed. San Pablo)
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