La Alianza de Jesús es con los que no tienen poder Las alianzas políticas de Jesús.

Las alianzas políticas de Jesús.
Las alianzas políticas de Jesús.

Si Jesús habla con tanta autoridad del Reino y su Justicia, también está en juego un tipo de poder y política.

El poder religioso será el instigador directo de su muerte… Su clericalismo, es un reino de este mundo…en nombre de Dios. Pero el reino de los clérigos no es el Reino de Dios, es su corrupción prematura.

Occidente ha sido original y próspero por ir definiendo (a los tumbos) esta relación entre el poder de lo sagrado y lo secular. Una relación aún en conflicto entre quienes quieren hacer desaparecer todo vestigio religioso público y aquellos que desean que el Estado sea una sucursal de los obispos…que haga su tarea.

Para Maquiavelo, la política es el arte de alcanzar el poder, mantenerse en él y recuperarlo si se lo pierde. Sin contenidos, es el poder por el poder, sin ninguna instancia ética ni divina para juzgarlo. Una idolatría como lo son también el cientificismo, el economicismo, etc.

El poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente”. Por eso la sinodalidad de Francisco también es un contrapeso al poder de la facción clerical del Pueblo de Dios.

Su Muerte y Resurrección será una “necedad” para los racionalistas (1 Cor 1, 17) y lo sigue siendo para la razón cerrada sobre sí misma, no abierta a la Trascendencia y que ha construido la civilización del “paradigma tecnocrático” (Laudato Si).

La alianza política de Jesús es con los que no tienen poder en este mundo, con los invisibles de la sociedad, los nadies a quienes no se presta atención, que no tienen influencia para cambiar las cosas. Él no excluye a nadie, sino que convoca a todos para que vayamos con nuestros talentos hacia todas las periferias. Ellas son el lugar del encuentro, el Sinaí de la Alianza de Dios con todos los hombres.

Jesús, el político

“Estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas... Todos quedaron asombrados y se preguntaban unos a otros: “¿Qué es esto? ¡Enseña de una manera nueva, llena de autoridad; da órdenes a los espíritus impuros, ¡y éstos le obedecen!” (Mc 1, 21) Su autoridad, que sacude el sistema religioso, la ejerce al servicio de los demás, en su sentido etimológico “el que hace crecer”. No es un poder impositivo o que fuerce la libertad, como la imposición legalista de los fariseos. Para admitir su autoridad de misericordia que expulsa nuestros demonios, hemos de nacer de nuevo, pedirle que venga su Reino, que abra nuestros ojos…

Pero, si Jesús habla con tanta autoridad de tal Reino y su Justicia, también está en juego un tipo de poder y política. Porque la toma de decisiones de un grupo de personas y la resolución de conflictos sociales, siempre es algo político, por lo menos en sentido amplio.

Jesús, asume de verdad todo lo humano. También la política, expresión de la convivencia en las polis. Ya Aristóteles había definido al hombre como un animal político: vive en sociedades organizadas políticamente y participa la construcción del bien común y la felicidad de los habitantes.

Pero Jesús aclara que su Reino no es de este mundo y esto lo relativiza todo (O. Cullman, Cristo y el tiempo). Comienza en este mundo, en los corazones transformados por su misericordia que tejen estructuras de Gracia en el tiempo y culminará con cielos nuevos y tierra nueva. Por eso toda alusión al poder y la autoridad es redirigida hacia esta lógica nueva. Aquí es donde se complican las cosas y no es tan fácil definir, es un misterio que cada época resuelve provisoriamente.

El poder de la Iglesia y el correctivo sinodal

De Jesús a la Cristiandad y de ésta a la sociedad pluralista descreída de hoy hay largos trechos, preguntas y lecciones que aprender. No se trata del cesaropapismo en el que el poder eclesial invade la competencia secular ni el regalismo donde el poder estatal invade el campo eclesial para manejar lo religioso o anularlo. Occidente ha sido original y próspero precisamente por ir definiendo (a los tumbos) esta relación entre lo sagrado y lo secular. Una relación aún en conflicto entre quienes quieren hacer desaparecer todo vestigio religioso público y aquellos que desean que el Estado sea una sucursal de los obispos y haga su tarea.

Espero que hayamos aprendido de la historia que la estructura interna de la iglesia no puede asimilarse sin más a la forma de gobierno del momento, que es lo que ocurrió con la iglesia constantiniana, una copia de la monarquía secular.

Como decía Schikendantz, en una de sus disertaciones sobre la sinodalidad, la monarquía de la antigüedad fue imitada como organización de la iglesia, y esto nos trajo bastantes problemas todavía no resueltos. Aprender la lección de la historia implica ser prudentes a la hora de incorporar aspectos de la democracia como forma de gobierno eclesial. Por eso, la sinodalidad camina por un proceso de mayor participación del Pueblo de Dios, de modo propio. Dos mil años de historia nos dan una experiencia suficiente para tomar recaudos a la hora de copiar cualquier forma de gobierno eclesial.

El poder de este mundo

Lamentablemente, muchos políticos suelen seguir la senda cínica que formuló Maquiavelo. Su obra suele ser la constatación del político moderno vigente. Allí afirmaba que la política es el arte de alcanzar el poder, mantenerse en él y recuperarlo si se lo pierde. No hay contenidos, es el poder por el poder sin ninguna instancia ética ni divina para juzgarlo. Una idolatría como lo son también el cientificismo, el economicismo, etc. Así, herramientas imprescindibles para lo humano, son corrompidas por su autoreferencialidad.

Para este poder, además de justificarse con bellas ideas, son necesarias alianzas con sectores relevantes de la sociedad que lo apañen. Estudiar Ciencias Políticas es perderse en la trama de alianzas de sectores con poder a lo largo del tiempo.

 Sin embargo no hay que tenerle miedo a la arena política, es el lugar donde el cristiano está llamado a ser luz y sal, levadura desde la Doctrina Social de la Iglesia y correctivo de partidos pseudo-católicos. Para ello "hay que hacer lío" y dejar de vivir ese cristianismo modosito que reúne en sacristías para quejarse de lo mal que anda el mundo.

Jesús pacta con el Pueblo

El Señor vive intensamente la pertenencia al Pueblo de la Alianza con Dios nacido con Abraham. Pero es esquivo al establecer alianzas con los factores de poder de este mundo. Los conoce y hay resonancias de ellos en su prédica, pero no se casa con ninguno. Herodianos, fariseos, saduceos, zelotes, escenios … son facciones que se disputan el arco político: desde los colaboracionistas, hasta los revolucionarios y los “fuga mundi”, que se evaden espiritualmente...que es otra forma política.

Tampoco Jesús hace alianza con los intelectuales que encierran la realidad en sistemas de ideas, ideologías que justifican el poder. Son los “doctores” que reducen lo irreductible de Dios a sus razonamientos y vanidosamente ejercen superioridad sobre el “pueblo ignorante”. Su Muerte y Resurrección será una “necedad” para los racionalistas (1 Cor 1, 17) y lo sigue siendo para la razón cerrada sobre sí misma, no abierta a la Trascendencia y que ha construido la civilización del “paradigma tecnocrático”. (Laudato Si).

En síntesis, a Jesús no lo encontramos tejiendo alianzas con los factores de poder de su tiempo. Viene a universalizar la Alianza de Dios con el Pueblo, con todos los Pueblos. Lo encontramos conviviendo con las multitudes pobres y trabajadoras, escuchando, dejándose tocar, compartiendo el pan, la amistad. Despechando la “superioridad moral” de las elites escandalizadas y abrazando a los fuera del sistema, comiendo con ellos. Descartando toda soberbia y “alabando al Padre por ocultar estas cosas a sabios e inteligentes, y revelarlas a los pequeños ... (Mt 11, 25). La instrucción final es lavar los pies: tener autoridad es servir con humildad.

La alianza de Jesús es con los que no tienen poder en este mundo, con los invisibles de la sociedad, los nadies a quienes no se presta atención, que no tienen influencia para cambiar las cosas. Él no excluye a nadie, convoca a todos para que vayamos con nuestros talentos hacia todas las periferias. Ellas son el lugar del encuentro, el Sinaí de la Alianza de Dios con todos los hombres.

La política cristiana es orientar la reproducción de los talentos recibidos hacia un progreso con inclusión. Esto requiere ponerse al servicio de los rezagados. Ellos ya tienen la vida eterna porque han sido asociados ipso facto por la Cruz. Son los vips del Pueblo de Dios. A nosotros nos queda dejar nuestras vanidades y superioridades y ponernos a su servicio con ellos…como Jesús. Sólo así podremos compartir su destino de Resurrección. Entonces, como enseñan los papas, el hacer política será “la mayor forma de caridad”.

poliedroyperiferia@gmail.com

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