Postales vocacionales

Desde enero de 1957 publico mensualmente un boletín vocacional. Son muchas las diócesis, institutos y colegios de América y España que mes tras mes difunden ese «microbio de vocación». Y desde entonces también, a salto de corazón, con cierta arritmia, preparo postales. Cuando alguien me pregunta por las características de las postales le digo que son postales de paisajes, paisajes vocacionales. Y que por ellos anda el Señor.

Una a una son lo que son: postales vocacionales. De 16 en 16 son algo más: son “barajas” del «Juego de las ventanas». El juego no está patentado aún y ni siquiera las reglas del juego han sido sistematizadas todavía. Aunque son muchos los que a su manera han pasado ratos jugando con él. Se leen las frases, se miran los dibujos. Despacio. Mejor si la lectura se hace contemplativamente. Después, bolígrafo en mano, se apunta la más sugestiva, y luego la segunda y la tercera. Y así hasta la última. Es decir: hay que ordenarlas. Lo divertido empieza cuando se compara el orden del jugador con el señalado por los amigos.

Cada “carta” reproduce un pensamiento de un autor, algunas con fotografía o dibujo añadido. Los dibujos suelen ser de san José María de la Torre. La caligrafía –es la palabra exacta- siempre es de san José María Altés.
A jugar. A pasear. Probablemente en cualquier recodo se haga encontradizo el Hijo de la Virgen del Camino.

Jorge Sans Vila

P.D. De trece preguntas que me hizo José Manuel Vidal, a la novena: «¿Cuál es el slogan del que más orgulloso se siente?, ¿sigue haciendo postales?», le contesté: «Quizá de la postal 141: “Al mundo lo salvará la ternura”. En la página web pastoral-vocacional.org encontrará 246 postales. Si quiere, se las dejo reproducir. A una por día tiene para ocho meses».

Si «Considerando las cosas en su génesis es como se obtiene su mejor inteligencia», espero quede claro el «quis, quid, ubi, quibus auxiliis, cur, quomodo, quando» de este blog.


Nota del director de RD: En RD recogemos el guante, lanzado por Don Jorge, y comenzamos la publicación de las postales vocacionales. Porque nos siguen pareciendo un extraordinario instrumento pastoral. Porque se siguen conservando frescas y lozanas, a pesar de los años. Fueron, quizás, las primeras obras de marketing divino aplicado a la pastoral vocacional. Y seguirán resonando como aldabonazos en la conciencia de los lectores que, con el sosiego debido, se paren a verlas, a leerlas, a rumiarlas y, sobre todo, a rezarlas. Y, ¿por qué no? A hacerlas vida ¡Buen provecho y bella vida tras las huellas de Jesús! (José Manuel Vidal)
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