Uno de los libros que mejor tratan este tema de la filosofía y teología de la Reforma es la “Introducción a la Filosofía. Una perspectiva cristiana” de Alfonso Ropero Berzosa(1), porque este autor considera a la historia de la filosofía como verdadera filosofía. La historia de la filosofía de la Reforma, nos enseñará su razón de ser en el tiempo y aquellos componentes que cambian el mundo medieval en el mundo moderno.
Renacimiento filosófico y Reforma protestante europea llegan al siglo XVI de la mano. El Renacimiento cultural y humanístico trae como sello característico, la duda y la especulación. “Sus preocupaciones y curiosidades son ajenas al ideal cristiano. La vida retorna a lo mundano. El hombre y su fortaleza y belleza y la confianza en sí mismo son tan fascinadoras que Dios parece echarse en el olvido” (Ropero Berzosa, 1999, pág. 287). El humanismo de Erasmo tiene un sentido nítidamente cristiano, nunca mundano. El sentido original que marca el siglo XVI es la espiritualidad del estudio de las Escrituras como dirá el Enchiridion: “Si te dedicas por entero al estudio de las Escrituras, si meditas día y noche sobre la ley divina, nada te atemorizará jamás y estarás preparado para defenderte contra cualquier ataque del enemigo”. “A pesar de su decidida y valiente defensa de una Biblia abierta al pueblo, hay un punto que le separa de las posteriores reivindicaciones reformadoras. Erasmo no cree que la Biblia sea por sí sola la única autoridad requerida. Es la más eminente, pero no suficiente sola. No dice que sea necesaria otra guía, por ejemplo el magisterio romano, pero sí que es peligroso permitir que las masas sometan la fe a examen de la lectura desnuda de la Escritura. En esta cuestión Erasmo se aleja de la actitud y el convencimiento reformado de la Biblia sola y suficiente por sí misma. Pues la Biblia es la mejor intérprete de sí misma” (Ropero Berzosa, 1999, pág. 302).