Inmigración y evangelización

JUAN SIMARRO

El Respeto a la diversidad, la interculturalidad y la interreligiosidad que necesitamos promover en las sociedades de acogida, no significa que los cristianos no puedan estar atentos a la evangelización. El “Id por todo el mundo” tiene una nueva forma de ser interpretado entre nosotros: Es el mundo el que ha venido a nosotros. El mundo entero se mueve en nuestras ciudades. La responsabilidad de los cristianos es grande y la evangelización que hoy podemos hacer en nuestras ciudades puede tener un alcance como nunca ha tenido. El mensaje que demos a una persona, dentro de los límites de nuestra ciudad, puede llegar a sonar a miles y miles de kilómetros. La persona evangelizada se puede convertir en un profeta enviado que comunica el mensaje allende las fronteras sin que nosotros tengamos que movernos.


Hoy, en nuestras ciudades, la diversidad se ha convertido en un hecho común. Podemos observar en medio de nuestras calles la diversidad de la creación, los mil rostros del otro que, siendo diferente, es también igual a nosotros. La frase “Somos diferentes, somos iguales”, vuelve a tomar una vez más una fuerza irrefrenable que nos habla de la igualdad de los hijos del pueblo de Dios, aunque en medio de la diversidad.

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