Salir del almario

EDITORIAL

El alma en el almario, decía el genial escritor español Lope de Vega. Y del almario debemos sacar el alma. Algo que no está al uso, pero que lo crean o no es parte de la vida intensa, y también de la vida cristiana.

No tiene que ver nada con el carácter. Hay personas muy extrovertidas, activas, dicharacheras, con las que se puede pasar uno horas y horas, y sólo tocamos y vemos los adornos de las puertas de su almario.

Y a la inversa, hay personas reservadas, tímidas, poco expresivas, que tras unos minutos logran la experiencia de estar en íntimo contacto, alma con alma, de manera que el tacto espiritual logra establecer un contacto y comprensión que nos relajan y nos hacen sentir que no estamos solos, encerrados, atrapados en la rutina de la vida y de las apariencias.


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