Amón es uno de los pueblos contemporáneos a Israel en el periodo bíblico, incluso su origen, según el libro de Génesis, lo emparenta al pueblo hebreo a través de la familia de Abraham. Se ubicó al este del río Jordán, fijando su capital en Rabat-Amón (actual Ammán, capital de Jordania). Este reino proporciona referencias arqueológicas que ilustran y confirman el trasfondo histórico de la narración bíblica.
Hasta los años 30 del siglo pasado, teníamos muy poca información de los estados transjordanos en la Edad del Hierro. Fue en esta década cuando, el rabino americano Nelson Glueck, inició estudios de superficie en el territorio Jordano, identificando lugares mencionados en la Biblia. A partir de entonces las diferentes expediciones arqueológicas han ido sacando a la luz la cultura material de este pueblo.
En principio, los hallazgos realizados estaban entorno a Rabat-Amón, como la inscripción descubierta en la ciudadela de Ammán, realizada sobre piedra caliza blanca, y aunque está incompleta, parece ser la dedicación de un edificio templario del siglo IX aC al dios nacional de Amón, Milcom. En esta y otras inscripciones observamos que la lengua amonita es muy similar a la de sus vecinos hebreos, moabitas y fenicios, perteneciendo al tronco común cananeo.
Otro hallazgo realizado entorno a Rabat-Amón, son 12 tumbas que muestran una importante riqueza, tanto por su estructura, como por el ajuar funerario, fechado entre los siglos VII y VI aC.