El Gobierno vasco se plantea devolver la Religión al horario lectivo por las presiones de la Iglesia

Cuenta Marta Fernández Vallejo en El Correo que el Departamento de Educación se plantea ahora dar marcha atrás y devolver la asignatura de Religión al horario lectivo en Bachillerato por las presiones de la Iglesia católica. El decreto para esta etapa previa a la Universidad elaborado por el Gobierno vasco permitía que la materia quedara en los institutos como una extraescolar; por tanto, los alumnos que no la cursen se van una hora antes a casa.

Los obispados han mantenido contactos con el Ejecutivo en los últimos meses para reclamar el cambio de la normativa y un mayor apoyo a la Religión en la escuela pública. Durante el verano dieron un paso más y advirtieron de que estaban dispuestos a acudir a los tribunales. «No se descarta modificar el decreto», apuntaron ayer fuentes de la consejería en manos de EA.

Hasta ahora, los responsables educativos vascos habían defendido a capa y espada la nueva regulación, cuya entrada en vigor estaba prevista para este curso. Utilizaban el argumento de que el decreto responde a una reclamación unánime de directores, padres y profesores de la escuela pública, que luchan por que la confesión católica se ofrezca en los centros, pero como materia extraescolar, y las horas en las que se imparte sean utilizadas para reforzar otras áreas.

A las presiones ejercidas por la jerarquía eclesiástica vasca se ha sumado en las últimas semanas un movimiento de las comunidades cristianas de base, explican medios consultados por este periódico. Esas agrupaciones han hecho llegar al Ejecutivo su intención de publicar un manifiesto para protestar por la situación de la confesión católica en la enseñanza, un documento en el que se proponían censurar con dureza la actuación de la consejería. De igual forma, algunos dirigentes del tripartito PNV-EA-EB que sostiene al Gobierno vasco habrían mediado ante el consejero Tontxu Campos, a título personal, a favor de las reclamaciones de los obispados.

El Ejecutivo también se ha fijado en la situación de otras comunidades. Cuando la Ley Orgánica de Educación dejó en manos de cada autonomía decidir si la Religión quedaba fuera del horario escolar sólo tres, además de Euskadi, optaron por esa posibilidad: Baleares, Cataluña y Asturias. Las dos primeras rectificaron. La tercera ha anunciado su intención de hacerlo después de pedir tres informes jurídicos en los que se apunta que, si el caso llega a los tribunales, la Iglesia tiene serias posibilidades de ganar.

Obispos

El decreto de Bachillerato ha sido la chispa que desató el enfrentamiento entre Educación y las diócesis vascas. El documento elaborado por la consejería, pendiente aún de aprobación por parte del Gobierno vasco, establecía que todos los centros deben ofertar Religión Católica y que los alumnos tienen libertad de cursarla, como hasta ahora. Pero introducía un cambio fundamental: eliminaba la asignatura obligatoria para los estudiantes que no la eligen, que tendrían así una o dos horas menos de clase a la semana.

La consecuencia directa ha sido que las prematrículas en esa materia «han caído en picado» en los institutos vascos, según los datos que manejan las agrupaciones de profesores.

Además, llovía sobre mojado. Las asociaciones de directores, padres y profesores de la escuela pública lideran una campaña desde hace varios cursos en la que defienden sacar la materia del horario escolar también en Secundaria y Primaria. En las charlas que ofrecen a los padres les indican que existe la posibilidad de reforzar en las horas de Religión otras asignaturas, como Euskera o Matemáticas, si ningún alumno se matricula en la confesión católica, una posibilidad que permite el departamento. En la actualidad, menos del 50% de los escolares vascos dan Religión, frente al 75% de la media española. Y en más de un centenar de centros de enseñanza ya no se imparte porque no hay solicitudes de los escolares.

Los delegados episcopales han recurrido en numerosas ocasiones a la consejería para quejarse del tratamiento que se daba a la asignatura en la red pública y de esas campañas a favor de sacar la Religión a horario extraescolar. El obispo de San Sebastián, Juan María Uriarte, tomó cartas en el asunto y se entrevistó el pasado mayo con Campos para trasladarle su preocupación y presentarle un documento con las reclamaciones de la Iglesia. El Gobierno vasco, sin embargo, siguió adelante con el decreto.

La falta de resultados en la negociación con el Ejecutivo de Ibarretxe elevó la tensión. En julio el obispo de Vitoria, Miguel Asurmendi, hizo público el fuerte malestar existente. Hasta ese momento, los obispados vascos mantenían un absoluto mutismo sobre su enfado con los responsables educativos. Asurmendi dijo durante la homilía en honor a la Virgen Blanca que el Gobeirno vasco ponía «en peligro la enseñanza religiosa escolar» y que algunas familias encontraban «dificultades para educar a sus hijos en la fe». Es un tema «grave», subrayó, «de consecuencias funestas para los jóvenes y toda la sociedad». Su intervención desató la polémica y causó un fuerte impacto en el Gabinete.
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